Todo lo que une
También el puente sueña sobre el agua. Toca las orillas con el hierro remozado. Paciente en los días, por su costado se avanza hacia la ciudad de la luz y la piedra. (Jclp)
También el puente sueña sobre el agua. Toca las orillas con el hierro remozado. Paciente en los días, por su costado se avanza hacia la ciudad de la luz y la piedra. (Jclp)
Aquí, los cielos acamparon perfumados por la piedra que sostiene todo el oro con el que soñamos. Así se abre cada día, como un viaje a la belleza donde nos sabemos vivos, entre las luces y las sombras. (Jclp)
Un espacio encantado por la niebla: el empedrado húmedo, el osario y las ánimas benditas, la hornacina y su vela... y la cruz presidiendo el muro de granito ganado por el musgo. ¿Dónde camina el hombre, el que nos da la
Recuerda que en estas calles también el agua, si hay sueños, vuela. Recuerda que aquí habitan los colores y las palabras como árboles de ensueño o de locura. Recuerda que en estas calles, al atardecer, la hora
Llegan temprano para pintar un lienzo de geometrías con fondo, precisas, con los colores desnudos de la calma, al comienzo de aquellas cosas que luego se diluyen sin conocer su destino, salvo las formas de la belleza. (Jclp)
Se desmorona el tiempo cuando nadie puebla la casa. Sólo la piedra mantiene su firme nobleza, la vocación perdida que habita su interior más hondo y desnudo. Pasa el río, pero el tiempo se detiene en la hacienda.
Entre el cielo y la tierra, todo está recogido en su rutina. Hasta la desnudez de los árboles y las plantas. Parece que todo cesa, que duerme en el frío, incluso la belleza o la derrota del tiempo que pasa. Todo espera, en su
No importa que desconozca el secreto de la belleza de esta ciudad que llena el aire. Ni por qué nos hablan sus piedras de una vida en plenitud como el más bello regalo del tiempo. (Jclp)
¿Es verdad que alguien, al mirarte, convocó a la vida? (Jclp)
Santa Teresa de Ávila decía que Dios también está entre los pucheros. Vemos aquí el hermoso y cálido melado de un barreñón, tras el que se apuntan las sayas de unas mujeres que hemos de
Lo que hizo el hombre con sus manos y elocuencia. Lo que pertenece al cielo, lo que es del tiempo y de las horas, alfa y omega, la belleza de una rosa o el canto de un mirlo. Cualquier palabra queda muda. Sólo la mirada. Sólo el
Como almendro de ramas desnudas, como el sueño blanco de la piedra que se evapora, como una maleta abandonada, así la montaña sin nieve. Esperan tus ojos ver en el horizonte del frío manar la leche desde los pechos de la
Un ángel firmó con sus alas el edicto que la llenó de luz ya para siempre. Desde entonces, un éxtasis de piedra mecida al aire desliza el reflejo de su belleza en el agua del río Tormes. (Jclp)
En su alto vuelo, una salva de lucidez. La que cruza el tiempo circular, el horizonte de nuestra memoria, la desvaída luz de invierno. Un canto al cielo, la mística paciencia, la delgada elegancia, el aura azul, la primera que mira al
Como pronunciar camino, pastos, árbol, sol, aire y frío, amanecer, atardecida, invierno. Este es su paisaje y tiempo. Las señales que dan sentido a su vida. La bóveda más sagrada en el cielo de los días.
Te darán la luz a carne viva y las palabras tomarán la forma del árbol, del agua o el aire. Te hablarán los olivos y cerezos, los viñedos y álamos, las encinas y madroños. Sentirás el silencio
Hay en estos cielos una música callada. Parecen el aliento de algún Dios. Melodía en azul. ¿Nunca habéis escuchado esa "rapsodia in blue" del gran Gershwin? Y en esa melodía se sostienen estas casas
¿Y si el vigor de los primeros años fuera una candela de cera que ardiera sin nunca agotarse? La fuerza previa de la aurora nunca terminará si tú eres dueño del alba. Así la niebla de las largas
Ahora que la mañana es tan pura, que los pájaros dibujan garabatos en el cielo, lo nuestro es mirarnos. Oración dorada de piedra que habitas en el murmullo inmenso de los hombres y las torres más altas. Bello es el
Limpia, despejada, cuando cae la noche, siempre fuiste el mejor lugar para hablar una a una a las estrellas. Aquí caes en la cuenta de que la belleza nunca acaba en tablas. (Jclp)
De lo que dentro de poco será nada cuando avance en silencio la luz del sol. Lo verán los ojos del que sabe mirar más allá de los límites. Así habla la mañana del frío, que tanto calla en la
La desnudez del frío, el dolor hondo que a la tierra nutre, las hojas de la pena antigua, la vana espera. Por el aire viene el silencio. Hasta que el sol y la lluvia hagan que la siembra traiga la vida a tus ojos o algo parecido a la
Este castaño machadiano, que duerme ya en la eternidad para siempre, es la mejor metáfora del invierno: tiempo de las semillas enterradas que, como los sueños, esperan ser resurrección algún día, realizarse
Arden los ojos ante tu serena belleza. Siempre regreso a ti, siempre estás ahí, donde se quiebra y se rinde la luz, donde se siembra el oro cada mañana. Mirarte y ser sólo en ti. (Jclp)
Todavía ves la vida de otro modo, con la pasión con que tus ojos miran, cegados de asombro, lo que aún existe. (Jclp)
¡Que se vayan las sombras y lleguen los Magos! ¡Que fluya la luz y el agua de los manantiales! ¡Que esta noche florezca la ternura en los rosales! (Jclp)
Aquí se purifican los ojos en la armonía del aire, en esta fecunda geometría de luz y color, donde el cielo nace de la piedra, alianza sagrada de la que germina el color del trigo y la admiración de un corazón que
No se siente el murmullo del aire; tan solo el frío y la primera luz. Es el final de las olas de nubes, donde cada mañana veo cómo nace el mundo. Ese es el momento en el que heredo los nombres que están en mis ojos, que
Se acabarán las luces de colores del mundo y pasarán los cielos, indiferentes, y con ellos la música y los regalos, que pasen, pero cómo podría evitar decirte a ti, de ojos limpios, que alguna vez pronuncies las
Estrenado el día y el frío, el deseo se escarcha tras la noche de las promesas rotas. La noche del vino derramado y de los amores inconclusos. La noche en la que se constata que nos tenemos y nos faltamos. A ritmo de vals reconocemos