Cielo de Salamanca
Cielo de luz y piedra, donde el tiempo no pasa y flotan los pájaros que sueñan el aire desnudo, mecer el trigo en la verdad del silencio. (Jclp)
Cielo de luz y piedra, donde el tiempo no pasa y flotan los pájaros que sueñan el aire desnudo, mecer el trigo en la verdad del silencio. (Jclp)
Mayo se hizo de luz y lluvia, de verde y promesa de vida. Con sus dedos de esperanza, toca el nido nuevo y el vientre de la tierra vieja, de la que todo sale para luego volver. Avanza la primavera en el vergel. (Jclp)
Llegaron contigo los días más hermosos, el color que todo lo cubre, los aromas nuevos para recibir a la vida. Llegó la música. Y la palabra y la pintura y la belleza. Llegaron las flores que se abren para recibir la luz,
Sobre la ropa limpia puesta a secar, prendida con unas pinzas multicolores, que nos llevan a la niñez, y sobre de acogedora madera, reposa el gato. La calidez solar de su aspecto nos habla de delicia y de un sueño muy puro, un
Antes de volver a casa, todavía hay lugares para el silencio, encuentros que crecen en nosotros como crece el paisaje y tardes para guardar esa luz que desciende hasta tocar la tierra sin ruido, en la paz de los sembrados, junto al recuerdo
Como una bendición de la primavera se abren tus ojos por la primera página de este mágico libro de piedra. Un hilo de luz recorre sus hojas de oro, capaz de convertirla en una ciudad para la eternidad. Me temo que cuando la
De vez en cuando una mirada nos dice que es la belleza del color la que sostiene la tierra, el aura suave y silencioso de esa luz que amasa con profunda ternura la libertad de las amapolas en esa matriz de espigas al aire y al sol. ¿Acaso
Como si fuera un ángel a merced del viento, un lienzo de luz al atardecer, una melodía sencilla que recorre los sembrados, el silencio alado que vuela sobre el agua de la acequia, esa belleza frágil que recorre el arco del
Estar vivo. Sentir la armonía del que nada pide, lo que somos, el viento limpio en la cara, el olor del monte, el misterio de la vida. Así las montañas y valles, la emoción alta de lo sagrado. La luz que se derrama
Hay una memoria del jardín en el mundo. Una memoria de espacio protector, de espacio de belleza, de espacio íntimo y, al tiempo, compartido. Mientras haya jardines, el ser humano estará a salvo de cualquier intemperie, de
Toda ruina esconde una metafísica. Esta serrana del convento de la Casa Baja, también. Los lugares donde oraron los monjes, se hallan ya derruidos. Y una belleza melancólica se ha apoderado de estos muros, cúpulas y
Es mejor no esperar nada, mirar cómo cambian los cielos, cómo vamos cambiando. Y olvidarse del tiempo que, de ser, pertenece a la creación.
Yo nací atado a un manojo de espigas y, tras el primer te quiero, vivo en la ciudad que habla del secreto del pájaro, el que vuela ante las piedras del sol. Me basta mirar cómo se despierta y me besa en el primer salmo de luz.
Tantas cosas en el mundo y todo en los libros. La belleza de soñar con las palabras que nos acercan a la utopía de tocar el lugar donde se forman los manantiales, la primavera que horada todas las estaciones. Hondo instante fruto del
Si pones el oído en la tierra escucharás el agua fecunda y subterránea que fue engendrada por la lluvia, la semilla como ofrenda de gracia, los pies del nómada que camina con la luz, la promesa de vida en plena
Existe un pequeño paraíso en el corazón de Las Arribes, El Poblado del Salto de Aldeadávila (Aldeadávila de la Ribera), un lugar donde el tiempo se detiene pero donde todo a su alrededor derrocha vida y frescura.
Hubo que esperar a la noche para que despertaran los prodigios del camino. Entre el vientre de tus piedras y el agua vi pasar, sigilosamente, el tiempo. En el cielo, las estrellas bailaban pintadas por Kandinsky. (Jclp)
Estos montes boscosos, que ocupan las laderas, son cobijo también para la vida humana, para existir soñando, para erigir las torres en las que la creencia se pregona en los toques de campanas. Las laderas del mundo en las que el ser
Nada más bello que ese libro que envuelve tus horas con una lava de palabras que van tejiendo, en ti, la eternidad. Bienaventurados los ojos que acumulan el asombro. (Jclp)
Todo lo habitas antes de decir adiós. Las palabras, la luz, el agua, el atardecer? Con fuego te vas a la noche y convocas la paz, como sal de esperanza hasta el amanecer. (Jclp)
Ya sé que cada mañana tiene su ángulo y su horizonte y que siempre nos quedará el silencio para mirarte, para sentirte. Ya lo dijo Unamuno: ?Salamanca: quietas las torres en el cielo quieto?. (Jclp)
Un murmullo permanente de palabras que recorre el tiempo. Es el latido de una ciudad que guarda en los libros que inspiró la luz entera de los siglos. República de letras, cúmulo de voces que salen a tus calles tras la
Dicen que la felicidad es como una melodía de alas que llevan el aire limpio. Dicen que antes de entrar en el cielo, los campos son amarillos porque luce el sol y la nieve corona las montañas. En algún lugar del mundo,
El ternero en la imagen se amamanta y va a la vida plena, a través de las ubres de la madre. Maternidad y paraíso. Una experiencia primordial de todos los mamíferos que llegan a la luz. Todo aquí es apacible. La hierba
Dejar que pasen las horas y mirarte es vivir el tiempo. Mayo en Salamanca. Bello es el rostro de la última luz sobre el agua y la piedra. (Jclp)
Y el hombre horadó la piedra e hizo altos puentes de hierro y madera para evitar en vano el desamparo y atravesar la hermosa tierra, hoy desolada, donde acude la abundancia del agua que viene de lejos para irse más lejos, arropada en
En todas las partes cuando busco belleza me ha parecido verte. En la terraza de un bar, en el césped de la facultad, rozando el cielo en las catedrales, de madrugada, en el autobús bien de mañana, en la plaza mayor cuando
En la cumbre del silencio, el cielo limpio, la montaña sagrada desde la que se ve la luz que crea el mundo, la que desvela las cosas hasta encontrar lo que importa, el rumor de la vida. Allí la paz, la soledad que llena. La mirada
Alta es la fe del que ve la alegría y la tristeza en los colores que preceden a la lluvia entre el cielo y las encinas. Este dos de mayo te doy la mano para que juntos miremos este paisaje de silencio y podamos preguntarnos:
¿Acaso estas manos no nos devuelven al origen de todo? En este barro que acoge la humildad del agua, que es vida cuando se pronuncia. Como lo que nace de la piel del alfarero, el trabajo del hombre y su dignidad. (Jclp)