Un dibujo en el cosmos
Parece que algún gran artista -¿Dios?- hubiera dibujado en el inabarcable papel del cielo esa silueta de la montaña sagrada. Porque siempre sus trazos son esenciales y hermosos. Como ocurre aquí, en esta elevación
Parece que algún gran artista -¿Dios?- hubiera dibujado en el inabarcable papel del cielo esa silueta de la montaña sagrada. Porque siempre sus trazos son esenciales y hermosos. Como ocurre aquí, en esta elevación
Hora crepuscular que nos convida a una belleza creada para nosotros, con solo contemplar estos cipreses que expresan lo perenne y que flanquean ese árbol desnudo que se encuentra en el centro. Todo es cosmos aquí: la luz solar en
Estabas en la orilla del otoño mirando el tiempo, la piedra y el agua. En tus ojos, mis ojos sienten la luz como un gesto semejante a la ternura, la suavidad del sol, la caricia del viento a las hojas, el río que fluye para dar vida a
Entre tus ojos y el cielo, la piedra viva, la montaña sagrada, la naturaleza que mana de la tierra, la dehesa y los árboles, el vértigo del aire, sí, tus ojos, los que vuelan el silencio cuando se posan en la cima del
Y purifique y guarde / de las nieblas mi mirar / en retirada. Y del olvido. / Y me salve (Quintín García)
Vuelve el otoño, el tiempo en el que todo desciende a la matriz, lugar de las semillas, como preparación para esa resurrección venidera que todos esperamos, cuando el tiempo de la luz se recoge poco a poco y la noche se
Como sábana mecida por el viento, como lluvia que germina en los ojos, como otoño en tierras de barro, como las alas de una rama, así un ángel vestido de hojas rojas. (Jclp)
Casas colgantes, con jardines colgantes. Y el cielo como culmen. Todo aquí es celebración de la luz, que se expande en un himno para todos. El color es la luz -indicaba de modo certero el pintor Esteban Vicente-. Sí,
Cada día aquí es un concierto sagrado que nos acoge en su seno aromado por la belleza y una sutil melancolía, donde se erige la paz. Algo me dice dentro que mis ojos forman parte de este solemne paisaje. El aire del
Habitas en mis ojos, donde guardo las hojas del otoño. (Jclp)
El silencio está quieto, como el desamparo de la tierra. Los sembrados, semilla y fruto, anchos, al aire libre. Horizonte limpio, y antesala del pan, el buen alimento. A caballo entre el verano y el otoño, aquí todo se olvida
Llama el tiempo en el que nacen las lluvias. De gris y ocre, del rojo, el naranja y amarillo. Por encima del vuelo de los pájaros, el cielo se desmorona para renacer al momento. De ahí cae el agua de la tierra, la alegría azul
El hombre esculpió estos formidables farallones en el duro granito bañado por el río Duero, donde se encastró la presa más sorprendente de Europa, la que lleva medio siglo moliendo oro, cincuenta años
Después de la música y la euforia, deja que repose la tristeza sobre la piedra, que el último vuelo de fiesta abra un tiempo nuevo para que las cosas vuelvan a su sitio. Confía en la densidad de los días y espera
Esta encina es aquí centro del mundo, con su belleza antigua y su misterio, con sus hojas perennes. Se halla junto a la charca, en esta dehesa, que es 'locus' permanente, lejos de los ruidos y las prisas. Cielo y vegetación, agua y
Hay una luz que te piensa y escribe a cada hora. Porque más que ciudad, eres pasión, como los ojos que te recogieron en la noche. Un jardín de piedra y cielo, donde sucumben hasta los pájaros. Una tierra en la que hay
Entre el cielo y la tierra, la presencia del aire, la estela de las estrellas que te cubren, las reses que te acompañan de noche en silencio, las encinas que son eco de tus mugidos, tu corta vida. (Jclp)
Contemplativos en la tarde, al lado de encinares, estáis en la calma del horizonte, hasta que el vértigo de sol y sombra rompe esa quietud en círculos de arena. (Jclp)
Hay algo aquí que despierta el rumor de los sentidos: lo humano femenino -esa mirada que nos llega desde el fondo, con toda su intensidad- está envuelto por oropeles, cintas multicolores en diagonal, un hermoso ramo de fresno, para
Pastan con la humildad que envuelve la antigua serenidad de las encinas, bajo la paz de una luz que bosteza lentamente sobre la dehesa. Ajenos a su fragilidad, campan libres con su noble presencia, en la armonía de la soledad. El campo es
Aquí, en esta delicia inicial de la noche, el tópico de la Salamanca dorada se vuelve magia y hechizo. Hay algo en este espacio central de la ciudad que se nos vuelve centro, debido a esta calidez del oro, presidido en los cielos por
Sentiremos los días grandes de fiesta y la música en la luz de tu piedra como una bendición. Nos regalarás los besos con esa plenitud furtiva de una ciudad despreocupada bajo un cielo en el que hasta los pájaros
Donde tiemblan las estrellas al ver tus ojos. Es la noche que se llena con los sueños de un niño. (Jclp)
Amaneces como quien descubre la luz por vez primera, en la aurora de este día inaugural en el que la piedra empieza a sonreír como si estrenara el mundo y el aire del cielo se rompiera con el vuelo de los pájaros en fiesta.
Estas son las manos que recogen el fruto de la tierra fértil, para cumplir con su obra como ofrenda de la mañana, la de cada día, la de procurar sencillamente el sustento de su existencia, lo que se espera, que también
¡Encinares castellanos en laderas y altozanos, serrijones y colinas llenos de oscura maleza, encinas, pardas encinas; humildad y fortaleza! (Antonio Machado)
En la cumbre del silencio, el cielo limpio. Allí la paz, la soledad que llena. La mirada infinita. La belleza primitiva. (Jclp)
¿Acaso este instante no roza el más hondo sentimiento de la luz, la emoción de lo sagrado, el vértigo del silencio? En este mirador en el que nace el día y se rompe el crepúsculo, donde el corazón
Los gongorinos "campos de zafiro" están aquí, en estas extensiones celestes en que las nubes canas se apacientan. Los rebaños celestes, ajenos a la velocidad y vértigo humanos de autovías y negocios, van a lo
Atrás los campos, el sol entero o las olas del mar, las noches en tus manos, la luz de un verano ya en ascuas. Retorna la liturgia de las horas pautadas sin dioses ni esperanza, el bullicio, la fiesta en la ciudad de la piedra, hasta