Oro de viejo saber
O ro en sillares de soto de las riberas del Tormes; de viejo saber remoto guarda recuerdos conformes (Miguel de Unamuno)
O ro en sillares de soto de las riberas del Tormes; de viejo saber remoto guarda recuerdos conformes (Miguel de Unamuno)
O ro en sillares de soto de las riberas del Tormes; de viejo saber remoto guarda recuerdos conformes (Miguel de Unamuno)
En el reloj de la torre se ha enredado el hilo de mi cometa cuando el viento miraba como dos toros se daban una caricia muy coqueta. (Jclp)
En el reloj de la torre se ha enredado el hilo de mi cometa cuando el viento miraba como dos toros se daban una caricia muy coqueta. (Jclp)
Desde lo alto de esta cima antigua, donde roza el viento, teje en su nido los hilos de la primera luz, esa que al amanecer despierta el murmullo de los pájaros. De un tiempo a esta parte, su vuelo es corto, el que corona este santuario de
Desde lo alto de esta cima antigua, donde roza el viento, teje en su nido los hilos de la primera luz, esa que al amanecer despierta el murmullo de los pájaros. De un tiempo a esta parte, su vuelo es corto, el que corona este santuario de
Tú nunca en otoño despertaste sin la angustia de querer saber quién era el dueño del tiempo. Solo que un día viniste a la plaza a soñar. Y aquí, descubriste que del útero de piedra se abren
Tú nunca en otoño despertaste sin la angustia de querer saber quién era el dueño del tiempo. Solo que un día viniste a la plaza a soñar. Y aquí, descubriste que del útero de piedra se abren
Este es su paisaje y tiempo. Sabe que lo esencial se ve de día y permanece en la palabra limpia, aquella que nunca pide nada, la que está en comunión con las horas y el trabajo, con la memoria de la tierra, a la que todo
Este es su paisaje y tiempo. Sabe que lo esencial se ve de día y permanece en la palabra limpia, aquella que nunca pide nada, la que está en comunión con las horas y el trabajo, con la memoria de la tierra, a la que todo
Tras un verano abrasador, nuestros paisajes aparecen arrasados por sus huellas. Los rastrojos cerealísticos, con su amarillo pálido, nos hablan de una experiencia del fuego solar, de la maduración de las espigas, de la recogida
Javier Rodríguez MaestreTras un verano abrasador, nuestros paisajes aparecen arrasados por sus huellas. Los rastrojos cerealísticos, con su amarillo pálido, nos hablan de una experiencia del fuego solar, de la maduración de las espigas, de la recogida
José Luis PuertoYa se ciñe el laurel en tu frente de aire y ramas como ofrenda al agua. Todo avanza como una lumbre de hojas. Por el Camino encontrarás las leyendas de la luz y las fábulas de los pájaros acurrucados en sus
Ya se ciñe el laurel en tu frente de aire y ramas como ofrenda al agua. Todo avanza como una lumbre de hojas. Por el Camino encontrarás las leyendas de la luz y las fábulas de los pájaros acurrucados en sus
Como sábana mecida por el viento, como lluvia que germina en los ojos, como otoño en paredes de barro, así un ángel vestido de hojas rojas. (Jclp)
Como sábana mecida por el viento, como lluvia que germina en los ojos, como otoño en paredes de barro, así un ángel vestido de hojas rojas. (Jclp)
Lo mismo que el aire es invisible, así lo que sientes. Sin embargo, hoy ves el viento y te habla y te bastan tus ojos para poder vivir. Ésta ha de ser la idea de la belleza; hoy de agua y piedra, de cielo y árbol. (Jclp)
Como los eremitas en la espesura de la dehesa, siento y sé que el aire está quieto, como la hierba o el árbol, como la luz profundamente en paz. En esta ladera de palabras fluye el silencio. ¿Para qué más
Toma lo que a tus ojos vengan todo lo adentro que puedas. Recibe la última voluntad de la luz, el mar de montañas azules. Ya sé que el aire tendrá que estar en otro sitio, pero deja que el tiempo organice el mundo, que
Como miguita de pan al borde del camino, es la pregonera más hermosa, la que anuncia el tiempo de la serenidad y la lluvia, la luz desvanecida, la languidez de la tarde. La flor solitaria de 6 pétalos de lila y carmesí anuncia
He aquí signos esenciales de los tres mundos del ámbito campesino: el natural, marcado por la encina y la pradera; las vacas que apaciblemente pacen, están representando el animal; y el carro junto al tronco nos habla en
¿Quién devoró el tiempo para que todo acabara? ¿Por qué calles se marchó la música? ¿Dónde se fue la alegría de los hombres? Fuiste joven con la euforia de los días pero
Como la inocencia, la lluvia acaricia la piedra desde su propio temblor secreto. Al otro lado del puente, la ciudad espera los días de otoño entre las manos encendidas del amor, orfebre de luz, donde nada es imposible. (Jclp)
Como pinceladas impresionistas, el agua acerca sin ruido los primeros toques del otoño, como el paso de un pájaro hacia la luz antes de perderse para siempre. (Jclp)
Como altos alminares de plata, en tus ojos un paraíso de aire, piedra y agua. Bienaventurados los que contemplan el cielo desde el silencio de la montaña. (Jclp)
A las Arribes el agua llega madura, como la luz cuando los días van camino del otoño y su frágil pureza. Sobre el río, lleno de colores, duermen las orillas, la belleza que vence a los ojos, la memoria de las tierras que
Y al atardecer se iluminan tus ojos con las luces de autómatas y artilugios. Allí, de repente, sientes cada septiembre el vértigo de rozar el cielo, el ímpetu de la curva, el ingenioso mecanismo de los brazos de una
Nunca podríamos entender la Sierra de Francia sin esa música de la celebración que interpreta, en cada fiesta, en cada rito, el tamborilero, con esos instrumentos esenciales que son el tamboril y la gaita. Y esta música
Donde tiemblan las estrellas al ver tus ojos. Es la noche que se llena con los sueños de un niño. (Jclp)
Contemplativos en la tarde, al lado de encinares, estáis en la calma del horizonte, hasta que el vértigo de sol y sombra rompe esa quietud en círculos de arena. (Jclp)
¡Encinares castellanos en laderas y altozanos, serrijones y colinas llenos de oscura maleza, encinas, pardas encinas; humildad y fortaleza! (Antonio Machado)
Entre el cielo y la tierra, la presencia del aire, la estela de las estrellas que te cubren, las reses que te acompañan de noche en silencio, las encinas que son eco de tus mugidos, tu libertad, tu corta vida. (Jclp)
Hay aquí una belleza ritualizada, que viene de un tiempo antiguo, marcado por la celebración y por la entrega sin límites a la vida, pero que conecta siempre con lo universal femenino. El ramo, las cintas, las alhajas, la
¿Acaso este instante no roza el más hondo sentimiento de la luz, la emoción de lo sagrado, el vértigo del silencio? En este mirador en el que nace el día y se rompe el crepúsculo, donde el corazón
Pastan con la humildad que envuelve la antigua serenidad de las encinas, bajo la paz de una luz que bosteza lentamente sobre la dehesa. Ajenos a su fragilidad, campan libres con su noble presencia, en la armonía de la soledad. El campo es