El camino de las conchas
El itinerario de la primavera hacia el verano va acompañado en nuestra cultura de ritos muy hermosos. Los de Corpus Christi son especiales: los altares, las capas solemnes y austeras de los mayordomos y cofrades, los bordados
¿Acaso estas manos no nos devuelven al origen de todo? En este barro que acoge la humildad del agua, que es vida cuando se pronuncia. Como lo que nace de la piel del alfarero. (Jclp)
Por donde vuelan los pájaros que miran el retablo de la sierra a lo lejos, resulta hermoso este final del día en este final de mayo. Un viaje al interior de la meseta desde este altozano donde tus ojos gozan de la furtiva belleza de
Porque el alba esparce la primera luz hasta alcanzar con lentitud la alegría en el cielo casi fértil. Es el momento en el que las cosas comienzan a existir. (Jclp)
Antes de volver a casa, todavía hay lugares para el silencio, encuentros que crecen en nosotros como crece el paisaje y tardes para guardar esa luz que desciende hasta tocar la tierra sin ruido. (Jclp)
De vez en cuando una mirada nos dice que es la belleza la que sostiene la bóveda celeste, el aura suave y silencioso de esa primera luz que nos amasa con la profunda ternura del alba. (Jclp)
Hay una protección del silencio y de la luz, que aquí se resuelve en armonía y en un equilibrio que no perturba nada y que lo abraza todo. Y también hay un orden de planos que se van sucediendo, para que captemos la
Me preguntas por qué la vida nace de los labios de la tierra, por qué la luz atraviesa el hilo del silencio, por qué Dios no se rinde cada vez que nace el día. ¿Acaso no lo sabes? (Jclp)
Quien hasta aquí me trajo sabía que la búsqueda de la belleza es la flecha que indica mi camino, que aquí la vida crece en silencio y encuentra la luz, el día luminoso en los ojos del mundo. (Jclp)
Es agua y más agua, que el cielo fue escribiendo sin reposo, y mucho dijo y está a la vista, bajo el sol, entre la fertilidad de las tierras que se nutren de ella, para dar vida al mundo. (Jclp)
Tanta agua ha pasado por tus ojos. Tu historia no es una pavesa sobre el cauce porque el río sabe del tacto antiguo de tus piedras. (Jclp)
Dese antiguo, el ser humano ha utilizado la tierra también para habitar y protegerse. De ella surge el adobe. El poeta Claudio Rodríguez supo percibir su belleza, tal como canta en su poema "Ante una pared de adobe". El ladrillo
Sólo la palabra da sentido a las cosas. Sólo la piedra cobija al hombre. Sólo el agua de lluvia y los colores dan vida a la primavera, de rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta. Sólo la belleza salva las
Por el aire emerge la última luz, el páramo azul del tiempo, lo que nunca serán las ruinas, la respuesta al vuelo de los pájaros. Nada más bello que el oro que envuelve tus días. (Jclp)
Esta primavera ha convocado con vehemencia al agua como una promesa de vida, en la alegría de su vuelo, en el paraíso de la piel, en los campos verdes, como un secreto de voces antiguas. (Jclp)
Habitas el agua como alma de ensueño, donde duermen reflejadas las piedras que te están esperando en la otra orilla.
Y la lluvia vino como ofrenda y con ella los campos de mayo se hicieron de luz y verde y todo se asomó al espejo de las aguas y a la abundancia del río.
La plaza es una invitación a la palabra, íntima y necesaria, que abre el camino a un decir libre y a una mirada propia. En ella, el libro desvela el secreto de las cosas, allí donde sus páginas ponen su esencia, su
Un murmullo permanente de palabras que recorre el tiempo. Es el latido de una ciudad que guarda en los libros que inspiró la luz entera de los siglos. República de letras, cúmulo de voces que salen a tus calles tras la
Todo 'locus', todo lugar verdadero, actúa en nosotros como centro del mundo y nos equilibra y apacigua. Así, este enclave serrano de Las Casas del Conde, asentado en una ladera que mira hacia el río Francia, verdadero paradigma
Bienaventurado el mar que recibe el agua de estas tierras, que deja en ellas el secreto de la pequeña luz al abrigo de la piedra. (Jclp)
La montaña te mira protectora, sabiéndose semillero sagrado del agua. Allí, en lo alto, espera una luz esperanzadora, allí, teniendo al silencio por principio y fin. (Jclp)
Desafiando al tiempo de su decrepitud crece el árbol en el patio blanco. Cada aurora y crepúsculo, en su finitud, derraman el perfume limpio de su flor. Cuanto más avanza con los días su ramaje, más se extiende su