Laomao y yo
¿No buscó Jorge Luis Borges —acaso con demasiada fortuna— al otro Borges, en El sur?
¿No buscó Jorge Luis Borges —acaso con demasiada fortuna— al otro Borges, en El sur?
Lo demás, la y el lector, las estrellas del cielo, las plantas de la ventana, lo saben. Evitaré la fatiga de leerlo.
El libro que glosaba el original chino tenía la marca de imprenta de un establecimiento de la calle Revolución. El tiraje constaba de 42 ejemplares.
Tenemos a la vista el nombre asignado al cono de luz —visto desde otra perspectiva, parece compartir su arquitectura cambiante con la arquitectura de un hermoso cuerpo humano—, se llama Laomao.
Me ha sucedido lo que mismo que con Zhu Xi, Cao Xueqin, Wu Cheng’en, Li Qingzhao, etc., o, para que ustedes entiendan, en términos latinos, con Francisco Colonna, Enrique de Villena, Manuel Rodríguez Herrero, etc.