Un presente
A veces, no agrada más una sonrisa, ni un semblante afectado, como el trabajo pulcro e incluso anónimo. La imperfección, fruto de la maestría, puede dotar a lo grave de gracejo y tornarlo atractivo.
A veces, no agrada más una sonrisa, ni un semblante afectado, como el trabajo pulcro e incluso anónimo. La imperfección, fruto de la maestría, puede dotar a lo grave de gracejo y tornarlo atractivo.
Esa es la mirada del artista, el artesano, el obrero. Sus ojos se posan en los nuestros como dos platos vacíos al cabo de una cena romántica.
La montaña del alma tiene un montón de páginas. Está así de grueso. Pero lo llevamos incluso cuando vamos a otra ciudad, pues su todo, materialidad incluida, contiene la semántica comunicada: el mundo no