San Sebastián procesiona en su Arrabal arropado por sus vecinos devotos
La novedad de este año fueron el estandarte y el sacerdote encargado de oficiar la ceremonia religiosa
El foco mediático estaba en la ciudad que refleja el río Águeda, esa vieja Miróbriga que despierta de su letargo anual cuando avecina el mes de febrero, anunciando enero con las iluminarias de San Antón y San Sebastián la llegada del Carnaval del Toro.
Este año el 20 de enero cayó en buen día para festejar por todo lo alto el día el Patrón, con su procesión y toros por las calles del barrio de Santa Ana. Atrás quedaron los años del intercambio de piedras entre los de dentro de murallas y los de los arrabales.
Aguas arriba, está el Arrabal de San Sebastián, en el cual los lugareños celebran con mucha devoción la festividad del santo que marca el nombre del pueblo de colonización.
En la víspera del día grande, prenden una gran hoguera para honrar a San Sebastián, en la que no faltan buenas viandas para agasajar a todo aquel que se acerque al calor del fuego y entusiasmo humano ofrecido por los lugareños.
El 20 de enero, a la vez que Ciudad Rodrigo honra a su Patrón, el Arrabal saca en procesión su imagen de San Sebastián, antes de ello, tiene lugar la eucaristía en su honor, este año, oficiada por el estrenado sacerdote en este menester; Prudencio Manchado.
La imagen de San Sebastián tuvo otro estreno, un fabuloso estandarte donado por los cofrades Verónica María Sastre y Pepe “Viñasierra”, que unido al estreno de las nuevas andas estrenadas el año anterior, reúnen un escenario digno de admiración para un poblado con una parva de vecindad.
Al terminar la eucaristía, tuvo lugar la procesión encabezando la comitiva los mayordomos Paqui Pérez y Juan Pablo María Sastre, quienes portaban el estandarte al que nos referimos y la vara de mayordomía; acompañaba también el alcalde de Águeda, Manuel Julián Martínez, figura que no representaba este acto desde de hace varios lustros.
La imagen recorrió varias calles del anejo mirobrigense, parándose un momento a la puerta de un vecino enfermo y que ese año no pudo acompañar por su propio pie al Santo al estar convaleciente.
Llegó la comitiva a las puertas de la Iglesia y se procedió al ofertorio donde cada devoto depositó su donativo para la parroquia.
Como es tradición, al terminar el ofertorio se nombra a los mayordomos del próximo año, ofreciéndose por sorpresa la joven Rocío Plaza García, quien cogió la vara de la mano de la mayordoma saliente Paqui Pérez. Seguidamente los mayordomos invitaron un vino español a todos los allí presentes.