La Diputación recuerda que tiene a exposición pública el proyecto de la variante de Navasfrías
En una nota de prensa, se defienden los motivos que han llevado a escoger la alternativa bautizada como ‘B’
La Diputación de Salamanca emitió en la mañana del viernes una nota de prensa en torno al proyecto de construcción de una variante a la altura de Navasfrías de la DSA-370, que ha suscitado polémica por la opción elegida por la entidad provincial para llevarla a cabo. Según se explica en esa nota, la Diputación elaboró tres alternativas para la variante, y tras los análisis de los técnicos, se seleccionó como la “más favorable” la bautizada como ‘B’, que fue remitida al Ayuntamiento de Navasfrías, donde fue "ratificada por unanimidad” del Pleno.
Posteriormente, se redactó el estudio de impacto ambiental de esta alternativa para remitirlo a la Junta de Castilla y León, que lo aprobó en agosto, al igual que la Confederación Hidrográfica del Duero. Tras ello, en febrero, se entregó el proyecto definitivo y se aprobó de forma inicial, a partir de lo cual se ha iniciado el período de exposición pública, para que todos aquellos que lo consideren presenten alegaciones.
La Diputación apunta que la alternativa escogida, que tiene un presupuesto de 676.000€ (IVA Incluido), “resuelve de forma más satisfactoria los problemas de tráfico actuales en el núcleo urbano de Navasfrías, con unos parámetros económicos óptimos entre las distintas alternativas y una afección medioambiental más reducida”.
En torno a la elección de la alternativa ‘B’ sobre la ‘C’ (“dado que la ‘A’ es muy similar a la ‘B’”), se resalta que tiene menor impacto ambiental al aprovechar la infraestructura del puente sobre el Águeda, mejor trazado final de la variante y entronque con la intersección de la DSA-360 (“lo que permite una mejor incorporación de vehículos pesados a la variante”), menor afección a servicios afectados, menor plazo de ejecución y menor ocupación de terrenos.
Por el contrario, se señala que las ‘desventajas’ de la opción ‘C’ sobre la ‘B’ son el mayor impacto ambiental al tenerse que construir un puente sobre el Águeda (lo que también triplicaría el precio), la ocupación del camino de acceso al área recreativa de El Bardal (lo que obligaría a hacer uno nuevo), la afectación a numerosos servicios existentes, el mayor gasto de conservación y mantenimiento de la vía, y un mayor plazo de ejecución de la obra.