Triunfo de Jesulín y Juan Andrés González en Peralejos de Abajo con novillos de La Palmosilla

Triunfo de Jesulín de Ubrique y el salmantino Juan Andrés González en Peralejos de Abajo en un festejo celebrado con motivo de las fiestas de verano, y en el que se lidiaron cuatro novillos de La Palmosilla (Tarifa), ganadería propiedad del diestro gaditano. Buenos en general. Sendos toreros lograron dos orejas cada uno ante unas 500 personas entregadas al de Ubrique, aunque el toreo lo puso el salmantino, que también lo supo reconocer el respetable.

El primero de la tarde fue para Jesulín, que toreó con pausa para dar respiro al novillo, justo de fuerzas. El de Ubrique demostró que 'el que tuvo retuvo' y eso le llevó a ligar alguna tanda interesante. Tras pinchar, mató de una estocada trasera y desprendida. Silencio para el torero y algunos aplausos para el novillo en el arrastre.

En su segundo arriesgó más, pero lo que calentó a la afición fueron los adornos del final de la faena, tortilla incluida. Toreó por sendos pitones en una faena más bien corta, aunque el animal no daba mucho más de sí. Tras una estocada trasera y desprendida, el presidente le concedió dos orejas, además de la vuelta al ruedo para el astado. Demasiado premio para ambos.

Por su parte, Juan Andrés González recibió bien a la verónica a su primero, que tuvo al quite a Cristian Ponce, muy bien con la capa y rematando con varias medias. El salmantino tuvo el peor novillo de la tarde, manseó y buscó las tablas, y allí Juan Andrés tiró de recursos y valentía, aunque el novillo no tragaba un muletazo. Mató de una buena estocada y lució las dos orejas en la vuelta al ruedo.

En su segundo estuvo incluso mejor que en el primero, el novillo lo merecía. Lo recibió con una larga cambiada en el tercio y bordó el toreo a la verónica, incluso de rodillas, además de varias chicuelinas, alguna muy ajustada. También Ponce estuvo al quite, y el novillero albense volvió a recibir los aplausos del público. Juan Andrés hubo de torear a media altura ante la escasa fuerza de su contrincante, que en varias ocasiones había doblado las manos. Tras recibirlo sentado sobre el estribo de las tablas, comenzó su faena con la derecha y ligando alguna tanda que levantó los olés en los tendidos. El torero dosificó las fuerzas del de La Palmosilla, incluso toreó de rodillas en la mitad del ruedo, hasta que comenzó a refugiarse en las tablas. Un error con la espada y después con el estoque de cruceta le privó de un atronador triunfo.

De este modo concluía el festejo, con un público deseoso de la salida del coso del de Ubrique para hacerse un 'selfie' o con un autógrafo, pero ni si quiera en esto se prodigó el torero.