Más allá del diagnóstico: la realidad del VIH

Cada 1 de diciembre, el Día Mundial del Sida nos recuerda los estigmas sociales, el miedo y la discriminación que aún sufren muchas personas. Sin embargo, existe una realidad que no aparece en los titulares. Numerosos avances médicos nos demuestran que se trata de una enfermedad crónica tratable, pero muchas veces, ajenos a la realidad, prejuzgamos a personas que probablemente estén pasando por una de las peores etapas de sus vidas.

Aunque la ciencia ha cambiado la historia del VIH, en la vida de las personas quedan restos de poca humanidad al tratar con personas que padecen la enfermedad. Y desde lo humano, surgen preguntas: ¿cuántas personas callan su diagnóstico por miedo al rechazo?, ¿qué tipo de oportunidades pierden y por qué, las personas que lo sufren? Hay una vulnerabilidad en muchos casos que no somos capaces de ver. Si esto afecta en gran medida a personas que llevan una vida normal, ¿cómo lo afrontarán los que se encuentran además en una situación de discriminación, rechazo o pobreza? En estos casos, el diagnóstico del VIH no es lo único que se sufre; surgen numerosos problemas que se llevan encima durante un tiempo más prolongado. Hay muchas más historias de familias que necesitan acompañamiento, orientación, un hogar. Necesitan una vida.

Frente a esta realidad, Casa Samuel, el recurso de Cáritas Salamanca para personas con VIH y enfermedades crónicas, es desde hace 31 años ese hogar para las personas que no encuentran su lugar en el mundo y se encuentran en una situación de vulnerabilidad que el resto no sabemos ver. En Casa Samuel la vida cobra un poco de sentido y la rutina se vuelve más organizada, con calma y apoyo. Se cubren las necesidades básicas y sanitarias, promueve la autonomía personal, ofrece acompañamiento en los ingresos hospitalarios, y además, combate los estigmas que conviven desde hace mucho tiempo en la sociedad. Casa Samuel reestructura vidas que parecían desgastadas y les da luz al túnel que ha acompañado a esas personas. Y lo más importante, da la esperanza de que un futuro digno es posible.

En estas fechas, es importante recalcar que el VIH no define a una persona, y que todos tenemos el derecho de llevar una vida digna, sin importar la enfermedad que uno posea. Desde Cáritas Salamanca seguimos trabajando para que nadie viva en una realidad paralela a la que realmente merece, y que ese mero hecho de vivir no se convierta en una condena.

Porque apoyar a personas con VIH es respeto, consideración, y sobre todo, humanidad.

Clara Ravelo, periodista y voluntaria de Cáritas Salamanca