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Covilhã es textil, mezcla de culturas y un balcón abierto a la montaña
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REPORTAJE

Covilhã es textil, mezcla de culturas y un balcón abierto a la montaña

Actualizado 12/11/2025 19:04

Pasado y presente se funden en la capital de la Serra da Estrela

A menos de dos horas en coche desde Salamanca, en la región portuguesa de la Beira Interior, se encuentra Covilhã, una ciudad que asocia un potente legado textil con modernidad y un entorno natural espléndido. Conocida como "la Manchester portuguesa” por su histórico vínculo con la industria de la lana, esta urbe de unos 40.000 habitantes se asienta en la ladera meridional de la Serra da Estrela, ofreciendo una historia por conocer, combinando cultura, industria y naturaleza.

El paisaje urbano de Covilhã es una constante pendiente, con calles empinadas y un sistema de ascensores y funiculares gratuitos que conectan las diferentes alturas de la ciudad, entre los 450 y los 800 metros. Su pasado industrial no solo ha dejado huella en su arquitectura, sino que también ha impulsado su presente. La Universidade da Beira Interior (UBI), con más de 7.000 alumnos, ha revitalizado la ciudad ocupando antiguas fábricas textiles rehabilitadas, convirtiendo el patrimonio industrial en centros de conocimiento e innovación.

Un ejemplo de esta transformación es el Museo de los Lanificios, gestionado por la propia universidad y ubicado en la emblemática Real Fábrica de Paños, una manufactura estatal fundada en 1764 por el Marqués de Pombal. Este espacio, junto a la Rota do Património Industrial, permite al visitante sumergirse en la narración que dio forma a la ciudad. La reconversión forzada por la globalización a la que se vio obligada Covilhã a finales del siglo pasado ha dado paso a la supervivencia de apenas una decena de fábricas, que laboran hoy principalmente focalizadas en las fases finales del proceso textil.

Pasear por Covilhã es descubrir un diálogo constante entre lo antiguo y lo nuevo. El centro histórico acoge la Praça do Município y templos como la Igreja da Misericórdia. El laberinto de su amplia judería bien vale un paseo, a riesgo de perderse por intrincadas callejuelas, pero descubriendo a cambio tesoros, como algunas ventanas manuelinas, el gótico tardío portugués.

Al mismo tiempo, la ciudad sorprende con uno de los mayores acervos de arte urbano del país, convirtiendo fachadas degradadas en coloridas portadas que homenajean o reivindican. A esta oferta se suman ejemplos de diseño contemporáneo, como la Ponte da Carpinteira, una pasarela peatonal diseñada por el arquitecto Carrilho da Graça, y espacios creativos como el New Hand Lab, instalado en una de las grandes fábricas.

Durante el paseo por Covilhã hallaremos jardines para descansar la vista de tanto contraste y reconectar con el silencio de la sierra. En el Jardim do Lago funciona en verano una piscina-playa, muy apreciada por locales y visitantes.

Covilhã es una de las puertas de entrada al punto más alto del Portugal continental, la Torre (1.993 m), situada a solo 20 kilómetros, y a la única estación de esquí del país. Atravesando la ciudad, la subida a la Torre es una sucesión de curvas en una carretera de montaña de importante desnivel, que hace tiempo dio lugar a la Rampa da Covilhã, una prueba automovilística célebre en la región.

En este ascenso, el paisaje nos invita a hacer algunas paradas, como por ejemplo, en el mirador de la Varanda dos Carqueijais, desde donde contemplar todo el conglomerado urbano de Covilhã y de ciudades próximas, como Tortosendo o Fundão, hacia el suroeste, y apreciar el valle denominado Cova da Beira en toda su amplitud.

Esta relación con la sierra convierte a la ciudad en un destino atractivo durante todo el año, donde la tradición, la innovación y la naturaleza se entrelazan para ofrecer una experiencia muy completa.

En la capital de la Serra da Estrela, la montaña aparece al doblar la esquina de cualquier empinada calle. Sus iglesias, el Museo de Arte Sacro, el antiguo barrio de los operarios o las casas nobles con jardín y vistas, pertenecientes a las familias de industriales, hacen de esta ciudad una combinación sugerente para cualquier viajero curioso.