Las palabras de Rayco García Cabrera que resumen la historia de un tinerfeño que convirtió la pasión por el fútbol en una carrera de éxito

Desde muy pequeño, Rayco García Cabrera entendió que el fútbol iba más allá del entretenimiento. En su infancia, el balón se transformó en una forma de mirar el mundo, en una escuela de vida y en una fuente constante de motivación. Creció en Santa Úrsula, rodeado del ambiente futbolero que caracteriza al norte de Tenerife, y entre los partidos locales aprendió los primeros valores que marcarían su trayectoria: esfuerzo, disciplina y constancia.

Su madre fue parte fundamental en esa historia. Con sacrificio, lo llevaba a diario hasta Santa Cruz para entrenar. Aquellos trayectos silenciosos alimentaron un sueño que con el tiempo se convirtió en propósito. El joven Rayco García no solo soñaba con ser futbolista, deseaba comprender cada aspecto del deporte, conocer su estructura, su gestión y el camino que seguían quienes lo hacían posible. En esas guaguas nació la ambición de unir pasión y profesionalidad.

Durante su etapa formativa destacó como jugador y se integró en las categorías inferiores del FC Barcelona, una experiencia que lo enfrentó al rigor del alto rendimiento. Allí comprendió que el talento no basta sin trabajo, que la exigencia define el éxito y que la disciplina es un valor irrenunciable para quien aspira a destacar. Cuando una lesión interrumpió su carrera deportiva, lejos de rendirse, decidió transformar el golpe en un nuevo punto de partida. El joven tinerfeño descubrió que su vínculo con el fútbol podía adoptar otra forma a través de la gestión. Esa revelación marcaría su futuro.

Del terreno de juego a la dirección: el giro profesional de Rayco García Cabrera

El paso de García Cabrera del campo a la dirección deportiva no fue inmediato, aunque sí metódico. Analizó cada oportunidad con la misma determinación mostrada en los entrenamientos. Se preparó en gestión, estudió modelos organizativos de clubes europeos y comprendió que el éxito va más allá del talento individual; requiere una estructura sólida que acompañe y potencie a los jugadores.

Con esa base fundó RG Consultant & Sport Solutions, una empresa dedicada al asesoramiento y desarrollo de proyectos vinculados al deporte. Desde allí impulsó la idea de que el fútbol puede ser motor de progreso humano y económico. Su meta fue crear oportunidades para jóvenes deportistas, profesionalizar el entorno y generar una cultura de trabajo que uniera valores y rendimiento.

Desde sus inicios, Rayco García ha concebido el fútbol como algo más que un deporte. Para él representa una forma de comprender la vida, una herramienta de crecimiento personal y un medio para generar conexiones entre personas y comunidades. Su trayectoria refleja una combinación de pasión, estrategia y compromiso con la mejora constante del entorno deportivo.

Con el tiempo, el exfutbolista consolidó su nombre dentro del ámbito de la gestión deportiva. Su experiencia como jugador le otorgó credibilidad ante deportistas y técnicos, mientras que su preparación en gestión le permitió diseñar proyectos sostenibles. Ese equilibrio entre emoción y método se convirtió en su sello distintivo. Su perfil representa a una generación de líderes que entienden el deporte como una industria moderna, con impacto social, económico y educativo.

Una visión de futuro basada en la formación y el liderazgo

En la actualidad, su labor se centra en fortalecer estructuras deportivas, mejorar la profesionalización del fútbol y fomentar un modelo de trabajo que combine ambición y responsabilidad. Sus proyectos abarcan la gestión de clubes, la asesoría a deportistas y la formación de nuevos talentos. Cada iniciativa busca unir planificación con humanidad, convencido de que los valores son la base del éxito sostenible.

La historia de Rayco García Cabrera es ejemplo de evolución personal y profesional. Desde los entrenamientos en Santa Cruz hasta la creación de su empresa, su recorrido muestra la madurez de quien aprende a reinventarse sin perder el sentido de propósito. No hay nostalgia en su relato, sino aprendizaje. La pasión se convirtió en conocimiento, el esfuerzo en liderazgo y los desafíos en nuevas oportunidades.