Paseo interruptus

Se mostraba muy ufano nuestro alcalde la pasada semana en un nuevo depósito gratuito de coches en superficie en la avenida de San Agustín. Entonces comentábamos la contradicción de apostar por una ciudad verde y sostenible con aumentar la oferta de aparcamiento. No le vamos a quitar su valiente apuesta en ese sentido frente a precedentes correligionarios que ostentaron su cargo. Ciertamente visible en el centro de la ciudad tras la lenta aplicación del Plan de Movilidad, aumentando el aparcamiento periférico en busca de una confusa intermodalidad.

Es tradicional utilizar los accesos a la ciudad como zonas de paseo. El libro “Urbanismo de Salamanca en el siglo XVIII” de María Nieves Rupérez Almajano le dedica espacio al mantenimiento de la entonces circunvalación al casco urbano amurallado, hoy Paseos de Carmelitas o de Canalejas. Todavía recuerdo la Fuente del Cántaro en la carreta de Zamora, destino habitual en tiempos más cercanos. Y es bastante habitual ver pasear por las en otro tiempo travesías del norte de la ciudad. De ahí la propuesta expresada aquí alguna ver de convertir en Paseo ajardinado la Avenida de San Agustín.

Aunque todo es reversible, el empeño municipal lo obvia. Es una decisión legitima crear estacionamiento sin más, sigue atrayendo electores. Pero la movilidad sostenible es crítica precisamente con eso, aparte de enfrentar problemas de residentes en zonas saturadas. Por las noches, medida real de necesidades vecinales, esos aparcamientos disuasorios no rebosan precisamente de vehículos. De día atraen cada vez más, volviendo discutible esa obsesión por llenarla de espacio para aparcar. Aparte del difícil transbordo al transporte público, con escasas posibilidades aquí.

La penúltima intervención en esa Avenida había sido precisamente de signo contrario, entre las calles de los Hidalgos y Conde don Vela, reforzando el espacio peatonal. Hay un par de magníficos lugares de paseo delante del colegio Divino Maestro y del Conservatorio Superior, y se acabó. En Wurburg las necesidades del pabellón impiden reconvertir un talud, posibilitando enlazar el parque con los jardines de Torres Villarroel. Todo mal conectado peatonalmente a través de las calles trasversales. En realidad, tiene pinta el asunto de no haber sido considerado por mente municipal alguna.

^{Imagen procedente de Google Earth.}

En general estos lugares de paseo no han tenido mucha fortuna, salvo puntualmente. La Avenida de los Agustinos Recoletos sigue esperando su ministerial “humanización” desde mediados de los 90, salvo las modestas y loables mejoras municipales hasta el Helmántico. La Avenida de la Merced acabó en otro gran aparcamiento tras una costosa intervención, y su prolongación hasta Ciudad Jardín otro solárium de los todavía repartidos por la ciudad, confiemos sus nuevos árboles lleguen a dar sombra. También es de agradecer la sencilla prolongación hasta Las Bizarricas.

^{Imagen procedente de Google Earth.}

Pretenden ser los más verdes y sostenibles, alardeando de gran servicio de transporte público, ahora gratuito en su versión metropolitana, pero dedican cada vez más espacio público a aparcamiento. Según parece no es posible hacer otra cosa como pistas polideportivas, espacios imaginativos de juego para todas las edades, o simplemente paseos atractivos sombreados. Equipamientos culturales o comunitarios ni se plantea. Lo verdaderamente importante es seguir atrayendo vehículos privados a ocupar espacio público durante largas horas, no sea debamos cambiar el modelo económico.