Ríos, lagos o cascadas de Castilla y León, cerca de Salamanca, que son un espectáculo para los sentidos

"Me siento hechizado por las aguas", confesaba el protagonista de la película "El río de la vida" (1992). Una sensación similar de fascinación es la que embarga a quien visita por primera vez los tesoros hídricos de Castilla y León, un patrimonio natural tan valioso como su aclamada riqueza monumental.

La comunidad ofrece un sinfín de paisajes donde ríos, lagos, embalses y cascadas se convierten en el centro de una experiencia sensorial única. Son lugares para contemplar, para escuchar el rugido del agua y para conectar con una naturaleza que, como el río Blackfoot del largometraje, parece fluir "desde el sótano de los tiempos".

Iconos del agua: Duero, Sanabria y Segovia

Existen tres nombres que, por méritos propios, destacan como pilares del patrimonio hidráulico de la región. Son visitas obligadas que combinan naturaleza, historia y leyenda, y que definen la identidad de Castilla y León.

Es sencillamente imposible explicar la región sin hablar del río Duero. Con la mayor cuenca hidrográfica de la península ibérica, su imponente caudal ha servido de inspiración a artistas y ha sido testigo de la vida de incontables generaciones. Sus riberas son un enorme archivo de recuerdos, fotografías y momentos inolvidables.

Ubicado en la provincia de Zamora, el Lago de Sanabria es considerado por muchos expertos como el mayor lago de origen glacial de la península ibérica. Este paraje de extraordinaria belleza no solo impresiona por su tamaño, sino también por el halo de leyenda y tradición popular que lo envuelve, un pasado oculto de misterio que lo sitúa a la altura del mismísimo Lago Ness.

Aunque no es un paraje natural, el Acueducto de Segovia es la obra maestra de la ingeniería hidráulica antigua. Esta joya, con más de dos milenios de historia, fue erigida con enormes sillares de granito colocados uno sobre otro sin ningún tipo de argamasa, cal o betún que los una. Un prodigio que roza la magia y que sigue fascinando a todo el que se acerca a contemplarlo.

Un mosaico de paisajes acuáticos por descubrir

Más allá de estos tres gigantes, la geografía de Castilla y León está salpicada de innumerables rincones donde el agua crea espectáculos dignos de la mejor postal. Desde la vertiginosa belleza de las cascadas de Tubilla del Agua hasta la imponente presencia del Parque Natural de Arribes del Duero, en la frontera con Portugal.

La riqueza hídrica de la comunidad se manifiesta en una red de ríos que son el alma de sus pueblos y comarcas. Entre ellos, destacan:

• El río Tormes, que baña y da vida a Salamanca.
• El río Tera, estrechamente ligado al Lago de Sanabria.
• El río Carrión, que recorre la provincia de Palencia.
• El río Aliste, en tierras zamoranas.
• El río Valderaduey, que cruza las provincias de León, Valladolid y Zamora.
• El río Tuela, otro afluente del Duero en la comarca de Sanabria.
• El río Pelayo, que también enriquece el paisaje de la región.

Un legado para el futuro

El futuro de este valioso patrimonio hidráulico depende tanto del cuidado de la ciudadanía como de la colaboración público-privada para su conservación. Es fundamental transmitir a las nuevas generaciones la importancia de estos espacios, invitarles a aparcar sus móviles por un momento y a escuchar cómo el agua les habla, en susurros, contándoles la historia de la vida.

Estas aguas son joyas preciosas sin las cuales no podría escribirse nuestra historia. Sentarse a la orilla, contemplar su discurrir y entender su importancia es la mejor forma de honrar un legado que define quiénes fuimos y quiénes somos.

Texto y fotos: IMEDIA CyL