El timo de la quita

De nuevo se nos quiere tratar de tontos. A Sánchez se le están atravesando últimamente algunas votaciones: se ve sin presupuestos y con un horizonte próximo bastante oscuro. Son las consecuencias de hacer tratos con profesionales del chantaje y con descarados incondicionales del odio a España. Amigo de agarrarse a cualquier clavo ardiendo por retorcido e injusto que parezca, los corifeos de La Moncloa han presentado al “puto amo” las palancas imprescindibles para asegurar su sillón hasta el final del cuatrienio.

Se supone que los políticos deben conocer ¿? nuestra Constitución, lo mismo que buena parte de los españoles, pero, para los que siguen votando con los ojos tapados, no está de más recordar el artº.2 de nuestra Constitución:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”

No resulta coherente comprobar cómo la “coalición progresista” que nos gobierna puede caminar de la mano de nacionalistas vascos y catalanes –incluso de ERC- si no es por el único vínculo que les une: su empeño en destruir España. Estamos hablando de la política de un gobierno que afecta a la estabilidad financiera, al crecimiento económico y, en una palabra, al bienestar de los ciudadanos. Uno de los últimos prodigios del batallón de asesores ha sido la rebaja de la deuda de las comunidades autónomas, algo que a simple vista podría tomarse como medida positiva, si no fuera porque no tiene en cuenta la eficacia económica, las posibles responsabilidades ni el debido respeto a las instituciones.

Haciendo gala de su renombrada fama a la hora de buscar el título más barroco para sus leyes-trampa, ahora quieren sacar adelante el Proyecto de Ley de Condonación de la deuda de las Comunidades autónomas. Una rebaja de la deuda no vale para nada si no se actúa seriamente sobre las políticas del gasto. Salvo contadas excepciones, es de dominio público dónde suelen tomarse algunas autonomías la libertad de aumentar su déficit en cuanto notan la indulgencia de un gobierno central que mira para otro lado. Esta forma de proceder del gobierno central puede ayudar a que los listos de turno piensen que la irresponsabilidad fiscal tiene premio. Si las comunidades autónomas saben que el gobierno central estará dispuesto a intervenir en situaciones de crisis fiscal, algunas regiones pueden no estar tan motivadas a mejorar la eficiencia de su administración pública. La rebaja de la deuda, si bien puede parecer un alivio momentáneo, podría ir en contra de este principio al perpetuar la dependencia de las regiones del apoyo financiero del Estado central. De ahí que cada comunidad debe contar con la posibilidad de complementar las medidas centrales con aquellas de política fiscal y del gasto que mejor se ajusten a sus necesidades.

Una vez más, en el trasfondo de esta medida que apunta el gobierno, en contra de lo que nos pregonen día y noche desde todos los medios de comunicación, lo único que subyace es la necesidad de conceder a los partidos que pueden alargar la estancia de Pedro Sánchez al frente del gobierno todo lo que le pidan. Cuando se conoció la intención de Sánchez de acceder a la petición de los preclaros miembros de ERC – y al mismo carro se uncieron el resto de nacionalistas-, la opinión pública –incluidos no pocos socialistas- se mostró claramente en contra. Más de un presidente de comunidades gobernadas por el PSOE y todas las del PP vieron hasta dónde podía llegar la irresponsabilidad del héroe de Paiporta. No quedaba más remedio que buscar otra fórmula y la solución vino de la mano del “Timo de la quita”.

Ni que decir tiene que no se pretende llevar a cabo la susodicha quita siguiendo unos criterios lógicos: valor de la deuda, población, forma de financiarla, etc. No; el criterio es simplemente político. La fórmula es sencilla: para que no se note demasiado, se hace extensiva la medida a todas las autonomías metiendo de tapadillo el regalo a Cataluña. Claro está que si Vd., presidente de otra Comunidad, desea otro regalo, pídalo, pero piense que tendrá que devolver hasta el último euro y sus correspondientes intereses. Como “el dinero público no es de nadie”, “Espanya ens roba” y tenemos la “financiación particular” que pregona la vice-primera, veremos cómo, al final, lo que firmará Cataluña será un convenio especial y, con su caja única, los charnegos pagaremos su regalo y ellos seguirán despotricando de España desde sus vergonzosas embajadas y amenazando con volver a repetir el “patinazo del 27 O”. Eso no le preocupa a Sánchez. Lo suyo es La Moncloa, El Falcon, La Mareta y mucho primer plano.