Son el alma de las fiestas y la seña de identidad que caracteriza a la localidad
Si algo diferencia de otras localidades las fiestas de San Buenaventura en la localidad cacereña de Moraleja son las peñas. Ellas marcan la seña de identidad de la villa y de la fiesta con su hospitalidad y capacidad para organizar eventos que llenan todos los días calles y plazas.
Al igual que otros años, Ciudad Rodrigo Al Día profundiza en las entrañas de la fiesta para conocer y dar a conocer los entresijos de una décima parte de estas peñas del más de centenar que existen.
Comenzamos este año con “Los Dejaos”.

Son 16 socios y la peña tiene una antigüedad de 26 años. Han tenido diferentes locales, pero ya llevan doce en la calle Victoriano Garrido. Los peñistas llevan desde que tenían 15 años juntos y tienen un presupuesto para la peña de 3.000 euros que como sucede casi siempre en todas ellas, siempre se queda corto.
El nombre de la peña es porque ellos son muy dejaos, lo dejan todo para el último momento.
“Los Apañaos”

Estos son 30 socios que llevan 20 años juntos con la peña, ya son veteranos. Han cambiado varias veces de sede y ahora se han intercambiado el local con “Los Dejados” por ser el de este más grande y los “Apañaos” más socios. Así se apañan, y es que todos saben hacer de todo, son electricistas, carpinteros, albañiles, y lo que no saben hacer ellos se apañan. Cuentan con un presupuesto en torno a los 4.500 euros. La comida la encargan a empresas para que les hagan buenas paellas y ellos estar más tranquilos.
“Los Viruleros”

Son 41 socios que llevan 25 años juntos con la misma peña y ya 14 de ellos en la misma sede en la calle La Encina. Cuando ellos se conocieron tenían 18 años y había muchos mosquitos por donde ellos andaban, es decir, muchos “viruleros” así se quedó de nombre la peña.
Cuentan con un presupuesto de alrededor de 4.000 euros para las fiestas, y pocas veces sobra algo.
“Los Desarropados y “ Ya era hora”

Son ocho matrimonios que se juntaron porque cada uno andaba en grupos distintos, unos son los “desarropados” por no llamarse los “mal comidos” al no comer bien los niños de estos matrimonios cuando eran pequeños, es decir que no les gustaba nada de lo que se ponía en la mesa, al final optaron por "Los desarropados", que también los muchachos estos días andaban con poca ropa. Los de “Ya era hora”, como estaban juntos y no tenían nombre, le pusieron el de “Los Desarropados”, porque, ya era hora de tener nombre.
La Ruina

Son 55 socios que llevan ya 22 años desde que se juntaron los amigos y aquí siguen. El fundador es Nino y, el patrocinador Clínica dental Tineo, que también forma parte de la peña, aportando todo el merchandising. En los comienzos de la peña todos eran autónomos, y se juntaban en estas fiestas y compraban para comer y beber, empezando a ir a la peña cada vez más gente, para ellos esto era ¡Una ruina!, y así se quedó la peña. Ahora cuentan con un presupuesto de 8.000 euros.
El Portalón.

Son nueve matrimonios más 16 niños, llevan juntos 15 años, desde que quedaban en un portal para recoger a los niños del colegio, son papás y mamás que se conocieron de eso, de ir al colegio a recoger los niños, poco a poco se fueron juntando más y se afianzó la amistad. Llevaban neveras para tomar algo en algún portal de alguno de ellos, hasta que decidieron hacer la peña en una antigua carnicería. Tres de estos socios son del grupo de emprendedores de Moraleja que donan un toro que se suelta en la calles para engrandecer la fiesta.
14 de julio

Catorce socios aunque quedan 13 por circunstancia de la vida, los hijos de estos se acercan a las horas de las comidas, y cuando les hace falta algo. Ellas presumen de ser muy buenas cocineras y hacer los mejores pinchos para el picoteo del día. Es una de las peñas más longevas pues llevan 42 años juntos. Son amigos desde muy pequeños, pocos pero muy bien avenidos.
La Furriona

Son seis matrimonios, llevan cinco años juntos, antes eran miembros de otras peñas, pero la vida les ha ido juntando y ahora tienen una buena peña en la calle Victoriano Revelo, un lugar muy céntrico, espacioso y tranquilo a la vez en pleno corazón de la fiesta.
Cuentan con un presupuesto de 3.000 euros para hacer una buena Furriona estos días
Chupinos

Este grupo de amigos llevan 30 años juntos, están casi todo fuera de la localidad por trabajo, pero la cita de San Buenaventura es sagrada para ellos y nunca fallan de estar todos juntos.
Antes tenían la peña en el recinto taurino, con lo cual siempre metían la vaquilla para dentro de su local. Esto le causaba siempre problemas con las autoridades locales, pero se divertían mucho y todo quedaba en una reprimenda. Ahora colaboran con la fiesta con la grabación de los encierros, tienen un perfil de Facebook llamado Moraleja Cáceres, en el cual cuelgan los videos. El nombre de la peña surge porque hace años no querían que su amigo Chupi perteneciera a la peña, eran críos, hoy sí que lo admitirían en ella, pero en aquellos años de adolescente Chupi no podía ser de la peña… Cosas de críos….
El Gallo Filisuco

Son una veintena se socios, llevan 19 años juntos, desde el año 2006 que jugaban al fútbol cuando eran pequeños, allá por los años 87-89 del pasado siglo. Desde entonces permanecen juntos. Tienen la peña en pleno recorrido de los encierros, en Hernán Cortés. La evolución ha llegado con la edad, antes todo era noche y fiestas, ahora estas fiestas la tendencia es comida y tardeo. Al ponerle el nombre a la peña, no se ponían de acuerdo, y uno de ellos dijo, “Pues como dice mi abuela, El Gallo Filisuco” y así se quedó.
Conocen el Carnaval mirobrigense porque la afición a las motos les ha unido a un grupo de Ciudad Rodrigo que todos los años les invita al Carnaval, al igual que los mirobrigenses tienen la obligación de acudir a San Buenaventura.
Los socios son los chicos, las chicas ayudan, no quieren que ellas se interpongan en la decisiones de la peña, en casa comparten todo, pero la peña es sagrada y funciona bien así.
Han sido colaboradores en el año 2010-11-12-y 13 de San Buenaventura donando una vaca y tres toros. Sucediendo a estos otros peñistas.
Anécdotas mucha, pero la fiesta que liaron en el año de pandemia en San Buenaventura es para recordarla, con muy poco hicieron mucho, sobre todo ruído…