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Las Peñas protagonistas y el alma de las fiestas de San Buenaventura
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Moraleja |Vida en las peñas

Las Peñas protagonistas y el alma de las fiestas de San Buenaventura

Actualizado 18/07/2022 13:44
Adrián Martín

Más de un centenar de Peñas forman el cóctel explosivo para dar ambiente durante 24 horas diarias los cinco días de celebración

Acudir a las fiestas de San Buenaventura en la vecina localidad cacereña de Moraleja y no hacerse una ruta de peñas, puede ser comparable con una visita a París sin visitar la torre Eiffel.

Son las verdaderas protagonistas y el corazón latiente que mantiene vivas las calles durante cinco días seguidos veinticuatro horas al día.

Atrás quedaron aquellos años en los que la avenida principal moralejana se concentraban miles de personas alrededor de los bares y locales de ocio. Un punto de encuentro para jóvenes y mayores que delataban fácilmente que la localidad estaba en fiestas cuando el viajero cruzaba la Villa por la carretera Ex109, hoy convertida en Avenida de Pureza Canelo en honor a su paisana poetisa.

En la actualidad, bares y locales de ocio cierran sus puertas para dar vida durante los días festivos al más de un centenar de peñas que se reparten por todo el casco urbano central, convirtiendo la ciudad en una comunidad festiva donde los peñistas pasan buena parte de las horas y días festivos.

Las peñas son el alma de la fiesta, un hervidero de personas que sin ellas hoy la celebración de San Buenaventura, no tendría la ramificación de diversión fuera del amplísimo programa festivo.

Podría parecer hasta lo ahora escrito, que entra dentro de la normalidad en una población mediana, con sus grupos de amigos que se juntan en un local privado para comer y beber a la vez en un punto de reunión, pero no; la hospitalidad que caracteriza a los extremeños durante todo el año se multiplica por cinco, que son los días que duran las fiestas.

Las peñas se convierten en locales abiertos a toda aquella persona que con educación y respeto, se acerca para tomar un refrigerio o degustar un plato típico de zona y productos de la tierra, al visitante no le faltará de nada, se encontrará como en su propio pueblo o barrio, donde en todo momento será atendido de forma desinteresada como uno más de la “familia” peñista.

Cada peña está formada por lugareños y oriundos de la localidad, permitiendo la participación de amigos o familiares de otros lugares cercanos o personas vinculadas con los moralejanos, que a la vez, no reparan en invitar a cualquier conocido sea de donde sea, las puerta están abiertas.

Del más de centenar de peñas existentes, Ciudad Rodrigo Al Día, al menos este año hizo un breve repaso por una décima parte de los locales comunes donde cada representante fue contando la historia o costumbres de su colectividad.

Comenzamos con las de más solera como la Peña ‘Cantares’, fundada en 1980 por 9 socios, entonces jóvenes que compraron dos cántaros de vino y un jamón e hicieron la peña. Hoy en día siguen los mismos socios acompañados por sus hijos y nietos. Disponen de un presupuesto de 10.000 euros y un enorme local donde no falta la gastronomía popular, guisos tradicionales y exquisiteces como la carne de venado; dada la afición cazadora de alguno de sus socios que durante la época de caza mayor reserva un ejemplar para degustarlo en San Buenaventura.

En esta peña podría haber más de medio centenar de personas comiendo, apuntando Pepe, su presidente “que hoy son pocos, pero así estamos todos los días”

No menos antigua es la Peña "Martes 13", consta de 20 matrimonios formada también en 1980 donde la dinámica viene siendo la misma, comer y beber hasta que el cuerpo aguante.

La Peña "69", que cuando se le pregunta el por qué ese nombre, la contestación la hacen entre risas, apuntando que eran 69 amigos o que se formó en el año 69; sin soltar la sonrisa de su boca, nos dicen que ahora son menos socios, haciendo sospechar cuando dan el dato que la peña se formó hace 30 años, con lo cual este redactor no quiso seguir preguntando…

"El Baile de Tía Consuelo", una peña con el privilegio de tener uno de los locales emblemáticos de la ciudad. Una antigua sala de bailes con la huella del espacio reservado para los músicos en lo alto, a estilo pantalla de cine, y que estaba regentado por la tía Consuelo. Sin duda un lugar con historia, donde la música sigue sonando cada año en San Buenaventura.

La Peña DKT, tienen el mejor lugar para ver los encierros taurinos, pues es un local abierto e instalan sus propias gradas donde no tienen que ir una hora antes para coger sitio, sino que lo tienen reservado por ser su peña, pueden invitar a ver los encierros a sus compromisos. El lugar idóneo, un sitio abierto y a la sombra para ver los toros con gran comodidad.

La Peña "El Veneno", se formó en 1990 con ocho amigos que tenían por entonces 13 años y que sus padres, los tenían estudiando en el colegio salmantino de Armenteros, de allí salió el veneno para formar la peña, que hizo su efecto, pues 32 años después aquellos niños de la clase de Armenteros, hoy hombres de futuro con sus familias, disponen de un presupuesto que ronda los 5.000 euros que afrontan los 32 socios. Viven unos días maravillosos recordando viejos tiempos.

San Güenaventura tiene algo especial según nos adentramos y sabemos más, como la "Peña Sangüe", un nombre que hace referencia a la forma de hablar antigua o derivada, sobre todo en el sur de España. Empezaron en 1986 bajo una higuera y hacen el mejor arroz negro y arroz con setas que se puede comer por allí, se gastan 4.000 euros los 27 socios que la componen.

Peña “El Zarrio”, es la más llamativa en cuanto a la decoración de su fachada; tanto es así que el Ayuntamiento de la Villa les otorgó en el año 19 un premio por su decoración, este año les concedieron el 2º premio.

Un maniquí femenino ataviado con un zarrio de cortina vieja y una banda en el pecho que la cataloga como reina, preside la fachada principal del local. Para hacer sombra tienen colocados sobre la calle unos paraguas de colores que sirven de refugio para los peñistas e invitados. Son 53 socios todos de Moraleja, aunque ya repartidos por toda la geografía española por sus quehaceres profesionales. El nombre proviene cuando hace 32 años decidieron hacer la peña y se ubicaron en una casa donde estaba llena de zarrios, expresión extremeña para nombrar a cacharros y cosas viejas que de nada o de poco sirven.

Peña "El Arrabal", formada por una docena de socios hace 13 años por vecinos del mismo Arrabal y, que hoy continúan con un presupuesto de alrededor de 3.000 euros, los cuales gastan en comida y bebida para todo aquel que aunque no sea de su barrio quiera visitarlos.

Están los críticos taurinos, una peña entendida en toros, que hacen siempre una crítica constructiva de las reses lidiadas, que luego trasladan a los organizadores para que tomen nota y la fiesta vaya a más. Está formada por más de una veintena de socios.

La Peña "La Sauna", su propio nombre lo indica, un local pequeño utilizado normalmente de cochera que se llena de gente en pleno julio, es el lugar ideal para estar al calor humano, especialmente si apagan el gran ventilador que tienen como oro en paño, así llevan 15 años y a pocos o ninguno le sobra un kilo de grasa.

Peña "El Alicate", formada en 1984 con el nombre de los Rolling Stones que cambiaron en el 94 cuando se hicieron más mayores, no los del grupo musical, sino los peñistas, que no siguieron los pasos de sus ídolos, que continúan con el mismo nombre. Actualmente son 35 socios más sus mujeres, el que la conserva, el que no, le dejan llevar compañía si no se alicata mucho. A los que si dejan alicatar es a los hijos/as y nietos/as.

Son muy dados a las maquetas, de ahí su afición al alicate, les otorgó el Ayuntamiento un tercer premio a la mejor decoración por una maqueta que tienen expuesta en las paredes de la Peña.

Entramos en "El Avispero", sus dueños no pican, sino todo lo contrario, allí como en todas las peñas no faltará de nada al intruso, son especialistas en arroces negros y parrilladas de carne, que consumen en plena calle sobre mesas que pueden llegar a la treintena de comensales: a veces más, lo llevan haciendo desde que nació Naranjito, la mascota del Mundial de fútbol que organizó España.

La historia de la peña si fue picante en sus inicios, cuando les dejaron un corral lleno de avisperos, sobre todo se acuerdan los socios del que había en la cerradura, que al abrir o cerrar la peña se llevaban algún picotazo que otro de las avispas, que lógicamente defendían la peña que ellas ya tenían hecha.

El interior del local, es muy pequeño, dedicado más al ocio y consumo de bebida, por eso el comer en la calle. Sus paredes están decoradas de una forma muy original, con dibujos de cada uno de los 15 socios representando su profesión o su habilidad, el visitante puede hacerse una idea de la personalidad de cada socio con solo mirar las paredes.

Terminamos esta primera ronda de peñas, que como ya se ha escrito varios renglones arriba, hemos visitado una décima parte del entramado peñista que existe en esta localidad cacereña.

Es sin duda una demostración de cultura, costumbres, personalidad y devoción, que a pesar del jolgorio mantiene el respeto que se merece el Santo Obispo, germen de toda esta actividad festiva con un gran interés turístico de esta región española.