Descansa, pero nunca dejes de jugar

Fue una mañana de domingo, en las pistas municipales de Alba de Tormes. El sol brillaba, y el sonido de las pelotas de tenis rompía el silencio habitual de este deporte. En ese escenario, tu madre, Rubén, se acercó a mí. Yo no te conocía personalmente hasta ese instante, y ella, con la amabilidad que caracteriza a las madres orgullosas, me hizo una petición: que te sacase unas fotografías mientras jugabas al tenis.

Un instante grabado en mi memoria

Accedí encantado, capturando con la cámara lo mejor que pude no solo tus movimientos en la pista, sino también la ilusión y el esfuerzo de un joven deportista. Hoy, con el corazón encogido como todos los vecinos de tu pueblo, doy gracias inmensas por ese momento. Agradezco profundamente aquella petición de una madre que veía con orgullo el progreso y el crecimiento de su hijo, su vitalidad y su pasión. Ese instante, que podría haber sido uno más, se ha convertido para mí en un tesoro, en una imagen viva de tu niñez.

Alba te despide, tu recuerdo permanece

Hoy, Rubén, toda Alba de Tormes te despide. La consternación es palpable en cada rincón de nuestra villa, que te vio crecer y que ahora llora tu temprana partida. Pero aunque el adiós sea doloroso y difícil de asimilar, queremos que sepas, allá donde estés, que nunca te olvidaremos.

Tu sonrisa, tu energía y momentos como aquel en la pista de tenis, quedarán grabados en mi memoria y de quienes, como yo, tuvimos la fortuna de cruzarnos brevemente en tu camino.

Roberto Jiménez