Supremacismo y crisis del Estado Social

En una sociedad democrática, los ciudadanos tenemos el derecho y el deber de fiscalizar que los gobernantes gestionen con rigor y ecuanimidad los intereses colectivos. Así las cosas, resulta desalentador que habiendo una inmensa mayoría de seres humanos que se encuentran en el umbral de la pobreza [–una de cada diez personas vive con menos de 1,90 dólares al día- o cerca de ese umbral -el 85% de la población con menos de 30 dólares al día- (según datos de Naciones Unidas) en este globo terráqueo, injusto, insolidario y belicista], estén ganando elecciones en países teóricamente muy avanzados (USA, Italia o Argentina, entre otros), gobernantes que quieren eliminar las políticas sociales públicas para todos los ciudadanos (sanidad, educación, servicios sociales, ayudas a la dependencia o pensiones, por ejemplo) características del Estado del Bienestar, para volver a los lejanos tiempos del insolidario y elitista liberalismo económico salvaje y ultraconservador, donde los poderosos sean cada vez más ricos, al apoyarlos desde el poder político y quitarles su contribución al fisco mediante una política tributaria que derogue su sagrado dogma de “justicia, inspirada en los principios de igualdad y progresividad” (artículo 31 de la CE) y los ciudadanos con menos recursos sean cada vez más pobres.

Resulta muy triste pensar que la inmensa mayoría de los ciudadanos del planeta viven en condiciones económicas muy desfavorables, con escasos o nulos recursos y, en cambio, esa misma sociedad empobrecida sea la que elija democráticamente a los políticos más reaccionarios e insolidarios del planeta. Es la quiebra más absoluta del sistema democrático desde la Segunda Guerra Mundial.

Esta es la política económica y social que están siguiendo Trump y Milei y que tanto desean Abascal y Ayuso implementar en España. De momento y dada la estructura territorial cuasi-federal de nuestro país, estas políticas se están aplicando, sin rubor, en regiones como Madrid -donde los recortes presupuestarios en sanidad y educación son escandalosos, mientras se fomenta la medicina y la enseñanza privada, concediendo becas a alumnos hijos de familias con más de 100.000 euros de ingresos anuales-. Y desde el PP piensan trasladarlo a otras Comunidades Autónomas en las que gobiernan con la extrema derecha de Vox, como Valencia, Extremadura o Baleares.

Otro dato que me ha parecido espeluznante y que escuché en un medio radiofónico la mañana del viernes 21, es que durante 2024 han fallecido 10.457 migrantes en su intento de llegar a Europa por la frontera occidental euroafricana, la ruta atlántica, la que conduce a las islas Canarias. Cifra que corresponde a 30 muertes diarias y que prácticamente se ha duplicado en relación con el año anterior, que fue de 18 fallecimientos al día. Mientras tanto, el “Trumpismo” está expulsando extranjeros latinos a Méjico y otros países de Latinoamérica y, en algunos casos, los destina a las cárceles de exterminio del régimen político de Estado de Excepción de Bukele (El Salvador), donde se están violando sistemáticamente los derechos humanos.

Y ante esto, ¿qué hacen los políticos de la ultraderecha de Vox y de la derecha del PP en España? No apoyar el reparto de migrantes Menores No Acompañados (MENAS) de Canarias (donde el gobierno autonómico no puede acoger más, porque las instalaciones están abarrotadas y los niños hacinados como animales enjaulados) a otros territorios del Estado -como pretenden Abascal, Feijóo y Ayuso- es de una irresponsabilidad política inigualable y la manifestación de un racismo y de una xenofobia sin precedentes. Mazón –ese que desapareció en medio de la tragedia de la DANA refugiándose, al parecer, entre las cuatro paredes del edificio que alberga un famoso restaurante valenciano- ya ha dicho que prohibirá la distribución de MENAS en el territorio de su comunidad autónoma, como también lo han expresado otros presidentes regionales “populares”

Esa es la gestión política que interesa a estos señores. Una gestión que se mezcla con la bronca y la pataleta que demuestran en el Congreso de los Diputados. Es vergonzoso que este jueves 20, el PP y Junts hayan unido sus votos a Vox para no apoyar la ley de creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, tan necesaria. Lo más grave es que PP y Junts habían prometido apoyar la creación de la referida Agencia, tan demandada por la comunidad médica y científica. Y solo por una “pataleta” más propia de patio de colegio que de políticos serios y sensatos que trabajan por el interés general de los ciudadanos.

Es más importante golpear de forma inmisericorde al gobierno de Sánchez que remar juntos por el progreso de nuestro país. Es tal el odio que profesan al gobierno y a su presidente –en un momento en que España es el país que más crece económicamente del planeta- que cualquier medio (sea lícito o ilícito) está justificado con tal de derribar al Gobierno y llegar al poder. ¿Es esa la “política para adultos” que ofrecía Feijóo cuando accedió a la presidencia del PP y a ser candidato a la presidencia del gobierno de España? La descoordinación política de Feijóo es intolerable y muy preocupante y, desde luego, impropia del líder que necesita la derecha política moderada española, esa que ha desaparecido por completo de nuestro territorio nacional.