¡Y viva Castillejo de Huebra! 

Paco Cañamero

Hasta que salió el cuarto novillo todo era un lamento. No por el juego de los novillos, que tuvieron una gran clase, sino por los coletas. Lamento fue que después de dejar buenas vibraciones estrellaron el triunfo con el mal uso de los aceros. Se habían visto cosas y detalles incluso de calidad, pero era coger la espada para el definitivo momento de la suerte suprema y el éxito se escapaba como el agua de un cesto. Porque los tres primeros diestros (no los denominaremos ‘espada’, al no merecerlo al menos en esta tarde) habían rayado a buen nivel. Efectivo El Gali, especialmente con la diestra; cuajado y rotundo Salvador Herrero y con una enorme clase Noé García, que toreó de lujo al natural, mientras que extraordinaria fue la actitud de José Manuel Vidal, con la ventaja que también sabe ‘torear’ al público. Pero ya se sabe que matar es la suerte suprema, la que manda y la que priva de unos triunfos que merecieron saborear. La que da y quita. De ahí la diferencia entre los tres primeros y el cuarto.

Ya el algecireño El Gali, en el que abrió plaza planteó una faena con poder, poderoso con la diestra, en un trasteo justo que remató con unas atropelladas manoletinas. Mayor nivel mostró Salvador Herrero, quien comenzó de hinojos la faena de muleta para mostrar solvencia y rotundidad, sobrado de recursos y elegante en los adornos dejando ver que está para empresas mayores en el momento que resuelva sus problemas con la espada. Lo mismo ocurrió con Noel García, quien gustó y mucho hasta el punto de poner la guinda del pastel con su clase y empaque. Con exquisitez, incluso, al natural, aunque con el pero que alargó mucho la faena y el novillo, a la hora de matar, ya no colaboró nada. Lo demás ya se explicó.

Lamentándonos estábamos cuando salió el cuarto, al que el sanluqueño José Manuel toreó con la capa con arrebato y populismo. Importante en la faena de muleta legando un perfecto entre su buen hacer y la enorme clase del novillo que entusiasmó al público, al que también supo ‘torear’ muy bien. Como mató bien para él fueron los máximos trofeos y una vuelta al ruedo a un novillo que fue un espectáculo a la bravura, tanto que hasta se escuchó a alguien gritar: ¡Viva Castilleja de Huebra!

Y este Domingo Gordo teníamos la novedad del rejoneador. Víctor Herrero fue el contratado por los constructores de los tablaos y rubricó su actuación sin desentonar y dejando por momentos buenas vibraciones pese a las dificultades de la plaza. El caballista llegado del vecino pueblo de El Bodón fue una grata sorpresa.

FICHA DEL FESTEJO

Ciudad Rodrigo. 2 de marzo. Domingo Gordo de Carnaval. Novillada sin picadores.

Se lidiaron erales de Castillejo de Huebra y uno del Canario, para rejones. Muy buenos los Murubes de la familia Sánchez Cobaleda, con clase y recorrido, donde el cuarto fue premiado con la vuelta al ruedo

David Fernández ‘El Gali’: Silencio

Salvador Herrero: Silencio

Noé García: Silencio tras dos avisos

José Manuel Vidal: Dos orejas y rabo

El rejoneador Víctor Herrero: Una oreja.

Ambiente: Llenazo en los tablaos, en tarde gélida

CALLEJEANDO

Hacía años que no había un tiempo tan desapacible coincidiendo con el fin de semana de Carnaval. Aún así fueron miles y miles las personas llegadas de todos los puntos el país. Aunque también es cierto que, dadas las condiciones climatológicas, ha habido menos gentío que otros años y hasta era más fácil alcanzar una barra para consumir. Aunque el gentío se arremolinaba cerca del Rincón, donde costaba entrar un mundo y era casi más difícil hablar con el camarero que coronar el Everest. Eran los previos al comenzó del festejo y no faltaba quien hacía apostillas entre Salvador Herrero y Noé García, ambos coetáneos, de dos pueblos del Campo Charro vecinos y nietos de dos leyendas del castoreño. Nada menos que de Salvador Herrero y del Legionario, que son palabras mayores en el arte de picar toros, aunque los nietos hayan tomado la muleta y ambos atesoren buenas virtudes. Aunque ayer, por el mal uso del acero quedaron en tablas y apeados de la gloria. Los seguidores tendrán que esperar.

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