Ni el frío ni la lluvia restan animación a la Fiesta de la Matanza Tradicional en Cipérez

Ni el frío ni la irrupción de lluvia al final de la mañana fueron capaces de restar animación a la VII Fiesta de la Matanza Tradicional celebrada este sábado en el municipio de Cipérez, jornada que contó con una buena afluencia de público y que tuvo como principal protagonista a una gorrina de más de 25 arrobas, además del Matancero de Honor y a la Mondonguera de Honor.

La mañana amanecía en Cipérez con el cielo totalmente encapotado y con 4 grados de temperatura, lo que no fue suficiente para amedrentar a numerosos vecinos que no quisieron perderse el típico desayuno matancero con Obleas Pan de Ángel, mantecados y sardinas en aceite, todo regado con aguardiente y vino caliente.

Al mismo tiempo recibían a la protagonista de buena parte de la mañana, una cochina de unos 250 kilos de peso y de la que Balta y Carlos, con un grupo de colaboradores, daban cuenta una vez chamuscada con butano.

Paso a paso y pieza a pieza, los matarifes fueron extrayendo cada una de las partes del cerdo, un proceso que estuvo narrado por el pregonero matancero contratado por la Diputación de Salamanca y amenizado por los tamborileros Bruno González, de Alba de Tormes, y, el local, Marcos García, que mientras el tiempo acompañó hicieron bailar al personal con charros y jotas.

Y mientras los maestros matanceros daban cuenta de la cochina, un amplio grupo de colaboradoras preparaba las patatas meneás que servirían de comida, plato al que los hombres aportarían los torreznos fritos. Chichas, hígado encebollado y otras partes del cerdo serían el menú de la jornada en las distintas convocatorias, degustaciones, comida, merienda..., y lo que se tercie.

Con la marrana totalmente despiezada, las patatas en la lumbre y los torreznos en las sartenes llegaba el momento del nombramiento del Matancero y Mondonguera de Honor, designaciones que este año recaían en Manuel Ángel Jiménez Morán y en Angy Ayala, respectivamente, esta última, residente en Cipérez desde hace solo unos meses y que de este modo conocía desde dentro la matanza tradicional española.

Esta fiesta era posible gracias a un nutrido grupo de colaboradores y colaboradoras, al ganadero Eloy Vaquero, que dona el cerdo; a Obleas Pan de Ángel y la tienda Mini Market Alba, los cuales contribuyen con la aportación de sus productos al desayuno matancero. A todos ellos el alcalde de Cipérez, Francisco Alonso, les agradecía expresamente su colaboración, Asimismo, el regidor destacaba la afluencia de público “internacional”, porque varias de las personas que asistían en Cipérez a la matanza tradicional procedían de Francia, Portugal o Andorra, además de Valencia, donde se encuentran inmersos en plenas fallas, y que “han decidido dejar su ciudad por unos días y venir a disfrutar en Cipérez de la matanza”, señalaba el alcalde (declaraciones íntegras en el vídeo de la noticia).