Ineptitud y excursiones

Oculta tras conocerse, como sucede con cuanto nos avergüenza y nos pone frente al espejo de nuestra incapacidad, la noticia de la “excursión” de un grupo de alumnos y profesores de un instituto público de Valladolid al monasterio de Cuelgamuros, el “Valle de los Caídos” franquista, en Madrid, durante la cual los jóvenes, en actitud de homenaje al franquismo y convenientemente instruidos, cantaron marcialmente el “Cara al sol”, deja en evidencia no solo el incumplimiento de las normas democráticas de funcionamiento de los centros de enseñanza, además de la flagrante transgresión de varias leyes, sino la realidad dejadez, la desatención o, lo que es más probable, la incompetencia, que reina en la mayoría de los institutos públicos, donde los programas educativos, las intenciones pedagógicas y las líneas de trabajo están copadas, colonizadas, dirigidas y manipuladas a capricho.

Si no fuese bastante la negligente incompetencia de responsables políticos de la enseñanza pública en muchas comunidades autónomas, que colonizan y condicionan los programas educativos para favorecer sus posiciones políticas personales, los comportamientos de muchos directores/as de institutos, y el carácter capcioso de sus decisiones, muchos profesores/as utilizan las actividades escolares complementarias, las “excursiones” que deberían estar relacionadas claramente con los objetivos sociales, pedagógicos y didácticos de la enseñanza, para “arrastrar” a los alumnos a ámbitos, experiencias o visitas a lugares que nada tienen que ver con los objetivos de la pedagogía y mucho con el capricho, la ideología o el interés del “educador”.

Es lo que parece haber cristalizado en el instituto ‘Núñez de Arce’ de Valladolid, que permitió que su departamento de Historia organizase y realizase un desplazamiento a uno de los lugares de culto del fascismo y la dictadura y que, muy lejos de su sentido social, pedagógico o didáctico, animase a sus alumnos a loar el franquismo rebuznando los himnos propios de la más sangrienta, criminal y cruel dictadura del siglo XX. Y es, también, la voluntad, o la desatención culpable, o el adoctrinamiento nazi de cada uno de los padres o madres responsables de cada uno de los alumnos al firmar la autorización para el viaje. Y es lamentablemente, no cabe negarla, la actitud inconsciente, estúpida e ignorante de los propios alumnos, posiblemente intoxicados de basura reaccionaria, que con una edad ya suficiente como para discernir qué, cómo y dónde, optaron conscientemente por una experiencia quizá menos imbécil que ignorante, posiblemente animados por el fascismo creciente en los medios de comunicación, las redes sociales y las instituciones supuestamente democráticas y sin duda engañados sobre el sentido y el significado de la historia reciente de España, tal y como varias generaciones han sido engañadas y manipuladas con una historia falsa de los últimos siglos en nuestro país.

La defensa del fascismo y la reacción, por manipulación, por ignorancia, por vagancia mental y por desinterés, está ocupando cada día mayor parte del territorio mental y, sobre todo, electoral, lo que abonan y generan quienes de ello consiguen rentas de todo tipo. Está sucediendo políticamente en un número creciente de países europeos y sudamericanos, y ha sucedido con Estados Unidos de América, gobernado desde ya por el fascismo economicista y castrador, liquidador de derechos, libertades y dignidad. Que sean los centros públicos de enseñanza los que contribuyan a alimentar el huevo de la serpiente, es una realidad que la inteligencia racional no debe permitir. Otra cosa es cuánta de esa inteligencia puebla las aulas.