“Lo más bonito es ver la ilusión de los niños”, afirma Alba, una salmantina voluntaria en la Cabalgata de Reyes

Cada 5 de enero, las calles de Salamanca se llenan de magia y alegría con la llegada de los Reyes Magos. En este evento tan esperado, hay un grupo de personas que juega un papel crucial: los voluntarios que acompañan a Sus Majestades.

Alba González es una de ellas, y con varios años de experiencia, nos cuenta lo que significa para ella formar parte de esta actividad. "Formo parte de Voluntas. Llevo ya tres o cuatro años participando en la cabalgata", comenta Alba, quien destaca la importancia del trabajo en equipo durante este evento. Pero, ¿cuál es la función de los voluntarios en esta celebración?

"Nos reunimos unos días antes para coordinarnos. Ya durante la cabalgata, nuestra principal tarea es velar por la seguridad de los niños y los mayores, evitar que alguien se acerque demasiado a las ruedas de las carrozas, distribuir caramelos y, en general, asegurar que todo transcurra con normalidad", explica.

Los voluntarios, que este año suman alrededor de 50, son conscientes de la responsabilidad que conlleva esta labor. "Una vez te inscribes, te piden el certificado de ausencia de delitos sexuales, ya que debemos ser personas responsables, que realmente estén comprometidas con el bienestar de los niños y el éxito del evento", señala Alba. A lo largo de los años, ha trabajado con numerosos voluntarios, con quienes ha formado una gran red de apoyo: "He conocido a gente maravillosa que siempre está dispuesta a hacer lo que sea necesario para mantener viva la ilusión de los niños".

Lo más bonito de este voluntariado: la ilusión de los niños

Para Alba, lo más bonito de ser voluntaria en la Cabalgata de Reyes es el contacto directo con los niños, aquellos pequeños que esperan ansiosos la llegada de sus majestades. "Lo que más me gusta es ver a los niños disfrazados y escuchar sus respuestas cuando les pregunto: '¿Qué les vas a pedir a los Reyes Magos? ¿Cuál es tu Rey favorito?'. Es increíble la ilusión que transmiten. Además, al verlos pedir caramelos o simplemente disfrutar de la festividad, uno se contagia de esa magia", comenta.

Al participar tantos año tiene anécdotas y recuerdos que guarda con cariño. "Recuerdo el primer año que participé, fue muy curioso porque nos lanzaron chupetes. Me explicó una compañera que era una tradición de los niños pequeños: entregar su chupete a cambio de un regalo de los Reyes Magos. Ver a un niño pequeño dándote el chupete, emocionado por el gesto, es algo muy bonito", relata.

Este año, el tiempo parece ser una amenaza, con pronósticos de lluvia. "Aunque el clima no acompañe, no pasa nada. Siempre tenemos una solución para todo. A los niños les ponemos chubasqueros y les damos un cartoncillo para que estén más cómodos", comenta Alba. Además, añade que, a pesar de tener muchos caramelos para repartir, su prioridad es el bienestar de los niños: "Lo primero es asegurarnos de que estén bien, luego ya, los caramelos".

El recorrido de la cabalgata es largo, por lo que la organización también juega un papel fundamental. "Cada voluntario tiene asignada una carroza. Por ejemplo, yo he estado en la carroza de la casa de la Cenicienta y en la de Baltasar en años anteriores. También nos aseguramos de que no falten caramelos en las carrozas y de que todo fluya de forma ordenada. Es un trabajo de equipo", nos explica Alba.

"Este año, como siempre, vamos a hacer todo lo posible para que todo salga perfecto", concluye Alba.