La Hermandad Franciscana y el Grupo Pastoral Fe y Arte proponen la Contemplación de la Navidad ante el Nacimiento de las Franciscanas Descalzas 

La costumbre de visitar Belenes -o Nacimientos, como se llaman popularmente en Salamanca- no es solo un acto cultural más de las fechas navideñas, sino que entronca con la tradición de la devoción popular y el apostolado como bien entienden la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad y el grupo pastoral Fe y Arte. De ahí que propongan esta “contemplación” ante uno de los nacimientos más originales de las iglesias salmantinas: el que custodian las franciscanas descalzas ahí en el Alto del Rollo. Una contemplación que no solo se hace en silencio, sino que recupera en la voz del rapsoda José María Terrones, el texto evangélico, así como la música de las hermanas y la vinculación franciscana de la tradición que nos recuerda el historiador del arte y columnista Javier Blázquez.

Un San Francisco de Asís que promueve en un pequeño pueblo italiano, la recreación de la escena del portal como él imaginó tras su viaje a Tierra Santa. Fue el santo de Asís el que colocó al Niño en el pesebre, vinculando la cuna y el calvario, como afirma Javier Blázquez y acabando con una fiesta que fue precursora de pastorelas, autos sacramentales y tradición de recrear los “belenes” en iglesias, palacios y casas a partir de su fiesta de 1223. Una fiesta que para la profesora, poeta e investigadora Mercedes Marcos se celebra desde hace 423 en el convento de las Franciscas Descalzas que han custodiado el legado de su Nacimiento desde el siglo XVII, cuidando de componerlo, entendiendo por “componer”, como explica la eminente filóloga en el sentido de cuidar, colocar, disponer en orden, arreglar y completar.

Un nacimiento que sigue, para Mercedes Marcos, el carisma franciscano de la sencillez y la pobreza y que dispone a todas las figuras en camino, porque hacia el portal caben todos con lo mucho o poco que tienen, con sus instrumentos musicales y su calidad desigual, su estilo desigual y su naturaleza de madera policromada, arcilla, papel y tela… figuras hechas con amor que nos recuerdan que lo hecho con amor suscita amor. Palabras sabias y poéticas que se complementan con la visión de la experta folclorista y estudiosa Rosa Lorenzo, quien recuerda la historia de Sor Beatriz de la Concepción, su novelesca llegada a Salamanca y el inicio a través de su persona de este nacimiento que tiene influencias del Nuevo Mundo así como napolitanas, que muestra una factura sencilla y que dispone las mejores telas para las figuras más importantes a las que se unen personajes populares vestidos de charros o como los que bailan una danza de palos, o tocan instrumentos como la gaita y el tamboril.

La lectura apostólica del Nacimiento de las hermanas franciscanas, en la voz de José María Terreros, tiene en Javier Blázquez, Mercedes Marcos y Rosa Lorenzo un discurso erudito que nos descubre la importancia de este legado artístico y popular guardado con mimo a despecho de los embates del tiempo. Figuras tradicionales de toda condición social, unidos ante el camino al portal, perfectamente conservadas, dispuestas cuidadosamente para la contemplación callada y admirada, un patrimonio espiritual que, en palabras de Tomás Gil, de Fe y Arte, responde a la tradición de poner el Belén y cantar ante él, un legado que la Hermandad Franciscana recupera para un instante de calma ante la prisa cotidiana y la navidad que hunde sus raíces en la esencia de la celebración: el nacimiento de un niño. Un niño guardado en el silencio de las paredes conventuales cuya fiesta es una luz que atraviesa los tiempos, devoción de la costumbre, hábito de raíz popular y sencilla belleza.