La conciencia y el poder del consumidor: el valor del comercio justo
"El comercio justo se va haciendo un mayor hueco en la vida diaria, aportando esperanza y reflexión sobre nuevas formas de consumo"
En una sociedad en la que reina el individualismo y el dinero, existe también una lucha por una mayor justicia económica, social, humana y medioambiental. El comercio justo trata de paliar la insostenibilidad y las condiciones comerciales, protegiendo los derechos humanos de aquellos trabajadores desfavorecidos, nutriéndose de respeto, transparencia y equidad en el comercio internacional.
A lo largo del año, Cáritas colabora con su red de comercio justo, que funciona como una herramienta de reflexión, sensibilización y transformación social. De este modo, cuenta con cuarenta y cinco puntos de venta que proclaman una compra pública ética, en los que aproximadamente el 95% de los trabajadores son voluntarios, lo que permite un mayor impacto del proyecto en las personas que combaten en esta lucha social.
Con una base de economía solidaria, Cáritas está presente en el 13 de mayo, Día Internacional del Comercio Justo y recuerda a la ciudadanía cómo hacer un consumo responsable, teniendo en cuenta primeramente la calidad de los productos según el impacto ambiental y social de las empresas. Durante todo el año debemos tener en cuenta las numerosas, pero sencillas pautas para un consumo responsable; no solo conociendo bien el producto que escogemos, sino también de dónde viene y si es la elección más adecuada.
Tal y como la ciudadanía es capaz de analizar los productos que escoge, está capacitada también para valorar su entorno, cuidando el hogar, evitando la compra en establecimientos de comida rápida, obteniendo así un menor consumo de plásticos y apostando por productos ecológicos. Algo tan sencillo como escoger el transporte público, valorar nuestros ahorros para invertir en banca éticamente, huir del consumo de un solo uso, o tener iniciativas de consumo colaborativo, puede hacer de unas simples pautas, un trabajo de conciencia con el resto de la sociedad. En definitiva, apoyar un comercio justo que luche por la sostenibilidad, el compromiso social y la mejora de la economía global.
¿Realmente necesito ese producto?, ¿De dónde proviene?, ¿Es realmente necesario sustituir este producto, o puedo repararlo?, ¿Tiene una buena calidad? En el momento en el que las personas consumistas se empiezan a hacer estas preguntas, el comercio justo se va haciendo un mayor hueco en la vida diaria, aportando esperanza y reflexión sobre nuevas formas de consumo. Cada elección cuenta, y está en nuestras manos transformar el mundo hacia un futuro equitativo y sostenible.
Clara Ravelo
Estudiante de Periodismo y voluntaria de Cáritas Salamanca
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