Necesidades y problemas en  la adolescencia  ¿Se ha convertido la sexualidad en un campo de minas?

Los problemas en el campo sexual son tantos que se han convertido en un problema de salud pública: consumo de pornografía, manipulación de fotos, seducción y chantajes sexuales, embarazos no deseados, infecciones sexuales, abusos sexuales, violaciones individuales o en manada, frustraciones, falta de ética sexual y amorosa, etc. En este texto solo enfocamos las llamadas conductas de riesgo, que es el problema más común junto con la pornografía.

En nuestra cultura se funciona (en la familia, la escuela y el sistema sanitario) con el supuesto de que los adolescentes no tienen relaciones coitales. Por eso, la familia, la escuela y los servicios sanitarios han actuado hasta hace poco tiempo, y aún hoy, en numerosos casos, como si nada hubiera cambiado. Mientras tanto, las actitudes y las conductas de bastantes púberes, adolescentes y jóvenes han cambiado radicalmente.

Tenemos un grave problema fuera de control, hemos pasado de la represión al consumo obligatorio de productos y conductas sexuales desde edades muy tempranas.

Los hechos

Es indudable que las cosas han cambiado y siguen cambiando.

a) Los adolescentes, y una minoría incluso antes, cada vez tienen actitudes más liberales y se atribuyen el derecho a tener relaciones sexuales. De hecho ponen menos condiciones para acceder a las relaciones sexuales, limitándose, en numerosos casos, a decir que basta que ambos quieran. Aunque es verdad que hay un grupo importante que considera que es necesario el afecto, especialmente entre las chicas.

b) Un número importante acceden cada vez más pronto a las relaciones sexuales coitales. Aproximadamente la mitad, ha tenido al menos una relación sexual, antes de los 16 años. Por debajo de 14 entre el 10% y 15%.

c) Los que tienen relaciones coitales las tienen con mayor número de parejas, que en el pasado.

d) Desde que inician las primeras conductas sexuales hasta que acceden al coito, pasa menos tiempo que en el pasado y, con frecuencia, se saltan las supuestas etapas intermedias.

e) La diferencia entre los chicos y las chicas en actitudes y conductas son cada vez menores. Las chicas, en numerosos casos, han dejado de ser pasivas y de asumir el rol de decir “no”; es decir, han dejado de cumplir el rol de control de la sexualidad de los varones, que es lo que se les había asignado culturalmente con una moral sexista.

f) De hecho, los adolescentes tienen frecuentes prácticas de riesgo. Numerosos estudios señalan que estas se dan, especialmente, en la primera relación y en las relaciones esporádicas. En relación con la edad, los más pequeños asumen más riesgos.

El precio que pagamos

El precio que pagamos tiene nombres concretos: embarazo no deseado, infecciones de transmisión sexual y SIDA.

Además de estos problemas, hay otros más olvidados como son la insatisfacción sexual (influida por muchos factores que tienen que ver con el lugar de las relaciones, la forma y prisa de las relaciones, la ignorancia, etc.). Un problema muy especial es el de los abusos y violaciones sexuales entre menores.

No se trata de defender volver al pasado represivo y morboso, ni de mantener una moral sexista. Pero ¿Es aceptable lo que está pasando? Entre la represión y la obligación de experimentar todo, convirtiendo la sexualidad en un campo de minas, está la libertad con ética sexual y amorosa, con una autonomía responsable con la salud propia y ajena. ¿Cumplen estas condiciones los prepúberes y durante la primera adolescencia, antes de los 16 años? ¿Y en la segunda adolescencia? ¿Hay una edad concreta para iniciar las relaciones sexuales o es mejor hablar de condiciones deseables que deberían cumplir?

Por supuesto, cada persona puede mantener la abstinencia hasta que quiera por unas u otras razones, pero en una sociedad no confesional no podemos actuar en educación sexual escolar con la idea de que nuestros adolescentes y jóvenes esperan a casarse para tener relaciones. Las morales privadas personales o religiosas, son legítimas, pero la escuela debe tener como referencia principios éticos universales (López, 2015, 2017).

¿Cuáles son las causas de fondo de este caos en las relaciones sexuales y amorosas?

Dele usted vueltas a esta pregunta; y mejor aún si la discuten en familia.

Yo le daré vueltas hasta el próximo viernes.

Félix López Sánchez.