La Región Leonesa se desangra y sigue en caída libre

Esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba los datos de la Estadística Continua de Población, en la cual se recogía la población residente en las provincias al iniciarse el año 2024, desprendiéndose de la misma que, en comparación con las cifras del año pasado, los peores datos de la comunidad los registran las provincias de León, Zamora y Salamanca, es decir, las tres del antiguo Reino de León.

Y es que, pese a que la comunidad de Castilla y León ganó en su conjunto 6.256 habitantes en el último año, lo cierto es que si analizamos los datos en base a las dos regiones que la forman, cabe afirmar que Castilla gana y León pierde, ya que entre las seis provincias castellanas aumentaron su población en 8.329 habitantes (+0’58%), mientras que entre las tres de la Región Leonesa perdieron 2.073 habitantes (-0’22%).

De hecho, si nos vamos al detalle provincial, cabe señalar que todas las provincias castellanas aumentan su población de una forma más o menos significativa, con aumentos de entre el +0’20% y el +0’89% en el último año en términos porcentuales, y un aumento de habitantes que oscila entre los +310 de Palencia y los +3.684 de Valladolid en términos absolutos.

Frente a esta situación de crecimiento de Castilla, el panorama pinta muy distinto en las provincias leonesas, siendo el mejor dato el de una Salamanca estancada (con una variación del 0’00% dada la insignificancia de los 16 habitantes ganados), que pese a ello registra mejor evolución que León y Zamora, que pierden 1.388 y 701 habitantes respectivamente en el último año (-0’31% y -0’42% en términos porcentuales).

Y todo ello, en un contexto en el que la población de España aumentó en 507.548 habitantes en el último año (+1’06%), que contrasta con el desangramiento de una Región Leonesa que se deja más de 2.000 habitantes en el último año (-0’22%), con una tendencia totalmente opuesta a la nacional, así como a la de la parte castellana de la comunidad.

Unos datos que se suman a otros recientemente hechos públicos, como los de la tasa de actividad o la tasa de paro, en las cuales León, Zamora y Salamanca son las únicas provincias, junto a Ávila, que poseen peores datos que la media de la comunidad autónoma.

Y es que las tres provincias leonesas se sitúan por debajo del 54% de tasa de actividad (estando entre las ocho peores de España en este ámbito, con León por debajo incluso del 50%) y por encima del 10% de la tasa de paro. En este aspecto, cabe remarcar que Zamora posee el peor dato de la mitad norte de España con un 15’4% de paro, Salamanca el 10’6% y León un 10’3%, situándose las tres muy lejos de los datos de provincias como Soria, con un 5’4% de paro, Palencia con el 6’9%, o Segovia, Burgos y Valladolid, entre el 8’0% y el 8’6%.

A ello habría que sumar los datos relativos al movimiento de trabajadores entre provincias y comunidades relativos al año 2022, hechos públicos en diciembre de 2023 por la Agencia Tributaria, y que situaban también a Salamanca, León y Zamora con los peores datos de la comunidad, siendo muchos más los que se iban a trabajar a otras provincias y regiones desde estas, que los que vienen de otras zonas para desarrollar un trabajo en las tres provincias leonesas.

De hecho, según estos datos, en el año 2022 fueron un total de 4.876 las personas que abandonaron la Región Leonesa para trabajar en otras comunidades autónomas, frente a los 2.401 que llegaron a Salamanca, Zamora y León para trabajar desde otras autonomías. Un saldo de -2.475 para la Región Leonesa en el movimiento de trabajadores hacia otras comunidades, que suponía nada menos que el 80% del saldo negativo total de la comunidad de Castilla y León, y que se sumaba al saldo de -1.990 acumulado entre las tres provincias leonesas respecto al resto de la comunidad.

Por último, a todo ello habría que sumar que las provincias de Zamora, León y Salamanca registran la peor evolución de España en otros ámbitos como la tasa de juventud, la tasa de vejez, el índice de envejecimiento o la renta per cápita, abriéndose cada vez más la brecha socioeconómica existente entre León y Castilla, con una Castilla que resiste el envite, frente a una Región Leonesa que está desangrándose.

No obstante, pese a los pésimos y alarmantes datos negativos que registran las tres provincias de la Región Leonesa, desde la Junta de Castilla y León no parecen inmutarse ante ellos, empeñándose en no querer mirar más allá de la media que ofrezca la comunidad en conjunto.

Tan es así, que en el último pleno de las Cortes autonómicas, el Consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, reprochaba a la Unión del Pueblo Leonés que preguntasen por datos concretos de la Región Leonesa, espetándoles que “el regionalismo es a la política lo que la presbicia a la visión normal, al separar la parte del todo distorsionan totalmente la realidad”.

Quizá, en realidad, la única que tiene presbicia a la hora de analizar la situación actual de la Región Leonesa es la Junta de Castilla y León, empeñada en no ver que Salamanca, Zamora y León nos encontramos en una situación extremadamente delicada.

Aunque en realidad, visto lo visto, lo aconsejable sería dejar de suicidarnos en una comunidad autónoma que no nos está sabiendo ofrecer futuro, y empezar a dar los pasos necesarios desde las instituciones para que la Región Leonesa adquiera un estatus de comunidad autónoma que nunca se le debió negar.

Y es que la Constitución asiste a este territorio histórico a tener su autonomía al ser una de las regiones oficiales que formaban España al aprobarse la Constitución, algo que nunca podrá decir la actual comunidad, pactada en una cena entre Martín Villa y Peces Barba, pasando por encima de los derechos de dos regiones históricas como León y Castilla, y despreciando con ello la propia historia de España.