Síndrome de Grimhilde

Érase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más llovería.

Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.

Se puede aplicar la fábula al momento de incertidumbre que amenaza España. O también podemos recordar a Maquiavelo

"Desde hace ya algún tiempo, nunca digo lo que creo y nunca creo lo que digo. Y si alguna vez resulta que digo la verdad, la escondo entre tantas mentiras que es difícil de encontrar”

Mensaje que escribió Maquiavelo a su amigo Guicciardini en 1521, pero que muy bien podía ser un pantallazo del señor Sánchez

Señor Presidente en funciones:

Me gustaría verle como la persona más egoísta para los enemigos de España y el más generoso con los españoles de corazón. Ser inflexible y no ceder ni un ápice para tratar con quienes desean romper España.

En unas cuantas palabras le cuento el mini relato que dio y sigue dando que hablar:

Una noche veraniega, probablemente a finales de la década de 1920, Ernesto Hemingway se encuentra bebiendo en un bar junto a unos amigos, escritores, todos ellos. De repente, alguien plantea una apuesta:

“Quien sea capaz de escribir aquí mismo una historia corta usando tan solo seis palabras, se llevará diez dólares de cada uno de los presentes”.

Hemingway no se lo piensa dos veces, coge una servilleta y escribe:

“For sale: baby shoes, never worn”. O lo que es lo mismo: “Se venden: zapatos de bebé, sin usar”.

Sr. Sánchez, no somos felices hasta que no nos inmolamos. Le aseguro que el sabor es incomparable. Nada que ver con la cena que obsequió a sus compañeros, en el maravilloso paraje: “La Alhambra granadina” Solo uno de sus invitados vestido de caqui no asistió. Es padre de un pueblo masacrado. Terminaba de perder a sus hijos en un terrible atentado. Los zapatos habían quedado sin usar.

No le veo dejando un gesto de tal calibre para la posteridad, pertenece a esa estirpe que empieza y termina en usted mismo, sufre el síndrome de la Reina Grimhilde la madrastra de Blanca Nieves, el mundo termina y comienza cada día con su espejo mágico.

Luego tergiversará las cosas e intentará vender…. La moto sin ruedas ni frenos y seguirá habiendo, bobos interesados, que se la compren, mientras la nación languidece, vacía de poder y cubierta por el manto de la vergüenza. Pertenece usted “Tríada oscura”, unión de narcisismo, maquiavelismo y victimismo.

Saludos.