Aeropuerto con himno

En primer lugar, para que sepan de qué hablo, va el mencionado himno, con versos largos, para que se vea más solemne:

Aeropuerto Felipe Ángeles, abre tus puertas a la aviación.

Tu inmenso cielo que garantice tiempos de gloria y satisfacción.

De entre las ruinas te levantaste y por tu pueblo tú te forjaste

como un castillo inquebrantable, donde se albergan fuerza y pasión.

Vuelan, vuelan hacia los cielos las aeronaves con libertad,

varios destinos en territorio, también con rumbo internacional.

La fortaleza que te respalda son mexicanos de corazón

y los valores que representas son un ejemplo de tu nación.

Tus integrantes, hombres, mujeres, que garantizan seguridad,

siempre eficientes e inteligentes, profesionales en su accionar.

Tus grandes alas nos representan, con los colores de tu nación,

muestran grandeza al contemplarte, como estandarte de integridad.

Llegan, llegan hasta tus puertas por siempre abiertas para operar,

vuelos de carga y de pasajeros, AIFA Aeropuerto Internacional,

son los servicios que proporcionas un digno ejemplo de calidad.

Elevo al viento con fuerza el canto que representa esta unidad;

elevo al viento con fuerza el canto, AIFA Aeropuerto Internacional.

Ya en serio, sí, parece ridículo y considero que lo es… También creo que afecta a la imagen de México como país serio y moderno... Que lo es, aunque el señor López Obrador prefiere vivir en “sus” años sesenta y setenta.

Lo que cada vez tengo más claro es que en la involución en la que vivimos –y no solo en México–, estas vueltas al pasado, no son mensajes para el sector social en el que creo estar: la maltratada y denostada, al menos aquí, clase media… Tal vez sí para el sector medio, últimamente bastante mencionado.

Tampoco, desde luego, los mensajes que cada mañana espeta desde el Palacio Nacional de acá su “austero” inquilino son para los mandatarios extranjeros. Ni para las instituciones, mucho menos si son internacionales, multilaterales.

El populismo –sustrato de esos mensajes–, de izquierda o derecha, según los lares, coincide en apelar a las vísceras; casi siempre, a las que secretan bilis y ácidos varios, o sea, al hígado, al estómago, para que nos pongamos de malas, nos dé miedo, nos cabreemos y, enseguida, tengamos claro de quién es la culpa. Porque constantemente nos lo está diciendo el líder, que para eso está.

Sin embargo, a veces se apela a otra víscera, como en este caso; creo que el himno busca llegar al corazoncito de mucha gente; personas que, desde niños, han cantado himnos religiosos, pero también laicos… con mucho de religiosos por aquello de “los míos y los otros”.

En México, no solo se canta el Himno Nacional, cada estado tiene el propio, que para eso somos Estados Unidos… Mexicanos...

Si además desde pequeños se implanta la semillita del “viva México, cabrones”, con énfasis en el “cabrones”, más que en “viva” o en “México”, pues eso, desde la infancia se ha loado lo propio y se ha mamado –con perdón– que los extranjeros, así, en general, no nos entienden, o nos hacen de menos... O ya, como último recurso, no nos quieren...

Lo que pasó con este himno aeroportuario es que evidenció la disonancia: las imágenes mostraron que no pocas figuras públicas cercanas al presidente también parecían considerarlo algo ridículo… aunque lo tuvieran que cantar o hacer como que lo cantaban: sabían que su líder carismático se pondría contento…

Se vienen tiempos electorales y los puestos son muchos… pero no tantos.

@ignacio_martins

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