El Cerro de San Vicente, nudo de rutas y germen de la milenaria ciudad de Salamanca

La ciudad de Salamanca se encuadra a mitad de camino de la Vía de la Plata, un punto por el que también cruza el corredor internacional que conecta el norte de Europa con el Atlántico, a través de Portugal.

Estos caminos, ahora de asfalto, ya fueron previamente rutas a caballo o a pie entre sociedades, que se movían en busca de alimento o de futuro hace ya miles de años. De aquello queda la calzada romana, por ejemplo, y también urbes que surgieron mucho antes incluso de la llegada de los transalpinos. Una de ellas es Salamanca, una de las ciudades más antiguas del país.

Arqueólogos y otros especialistas trabajan actualmente en el Cerro de San Vicente, el lugar en el que se tiene constancia de que se asentaron los primeros pobladores de la ciudad. Por el momento, pues las excavaciones continúan, hay restos y viviendas antiguas que datan del siglo VII antes de Cristo.

Este espacio, además de ser punto de encuentro de especialistas, también se puede visitar. El Ayuntamiento, con programas como el reciente 'Las Llaves de la Ciudad', muestra cómo eran las casas de quienes decidieron hacer vida a orillas del Tormes.

El cerro permitía una mejor defensa, pues, al estar en alto, posibilitaba divisar desde lejos la posible llegada de huestes enemigas, a ello se suma la facilidad de cruzar el río a la altura del posterior Puente Romano, ya que la profundidad en esa zona es mínima y les permitía cruzar el río casi sin mojarse cuando no había puentes.

Esas condiciones ayudaron al asentamiento inicial, una población que luego creció hacia otros cerros y hacia la formación amurallada que se levantó con el paso de los siglos, dando así la fisonomía de la actual ciudad Patrimonio de la Humanidad, que visitan cada mes miles de personas.

Estos visitantes actuales se acercan a la Plaza Mayor, a la fachada plateresca de la Universidad, al Palacio Monterrey o a la Casa Lis, algunos de los monumentos más reconocidos, pero hay quien también quiere adentrarse en los orígenes de la ciudad y pasean hasta el Cerro de San Vicente.

PRIMEROS POBLADORES

Allí, pueden ver las huellas de los primeros pobladores, que llegaron hace más de 2.700 años y que levantaron casas circulares -después alguna cuadrada-. También pueden conocer cómo se situaban las familias en torno al fuego y cómo dejaron testimonio, a través de pequeños objetos y otras reliquias de sus creencias , de sus formas de vida y de sus motivaciones.

Esas cerámicas o utensilios siguen apareciendo en los trabajos de excavación que continúan en un cerro, un punto en lo alto que, además, ofrece unas vistas privilegiadas del río, de la Vaguada de la Palma con las catedrales de fondo o del actual Paseo San Vicente.