Qatar o No Catar

El fútbol está siendo el deporte más atractivo, como espectáculo de masas, en el orden mundial. Por ahí se entiende que, al estar ahora en juego el campeonato de primer nivel mundial, no sólo los jugadores de ese nivel, como es el llamado Mundial del fútbol, sino todo el mundo esté pendiente de acompañar el desarrollo y los resultados de los partidos.

De ahí también deriva que el empeño de los equipos y de los países de los que proceden se vean implicados y participen con el máximo interés. De ahí igualmente el interés de los países que se ofrecen para ser sede del Mundial, así como de sus oponentes por unas u otras razones.

En el caso de Qatar, el interés procedía del hecho de tratarse de un país con poder económico y con capacidad garantizada para responder en la creación y mejora de las infraestructuras, como son los campos de fútbol necesarios y con la capacidad debida. Pero en la decisión correspondiente, tuvo lugar la lucha y competitividad de otros aspirantes, preferidos en primer lugar los occidentales por su mayor tradición futbolística, así como mejor posicionados en la cuestión de la defensa de los derechos humanos, de modo que las mujeres puedan participar con una mayor libertad y no ofrezcan en otros casos resistencias en cuestiones de libertad y de igualdad.

Muchos países se han resistido y siguen criticando las prácticas de falta de libertad y de defensa de los derechos humanos, resistiéndose en muchos casos los mismos países y los propios deportistas a participar en los campeonatos futbolísticos, oposición que, poco a poco, ha ido disminuyendo. Aunque permanecen todavía críticas y manifestaciones de altísimo voltaje. En algunos casos con manifestación y exhibición de banderas u otros signos de protesta contra los países de menor libertad económica, jurídica y política.

Pero al fin triunfa la fuerza del poder económico, que se superpone al poder político, jurídico o de cualquier categoría. De modo que así puede entenderse mejor el título de nuestro escrito de “Qatar o no catar”, o lo que nuestros clásicos expresaban con el dicho de que “poderoso caballero es don dinero”.

Las ideologías y resistencias se han ido doblegando. Y podemos contar con un ejemplo iluminador: La mejor jugadora del mundo y capitana del Barça, Alexia Putellas, ha opinado de que se esté celebrando un Mundial de fútbol en Qatar, un país que no respeta los derechos de las mujeres y en el que la homosexualidad está penada con cárcel.

“Si dependiera de mí, solo lo llevaría a los países que producen un impacto positivo a los derechos fundamentales, pero como no depende de mí”, ha afirmado Putellas en una entrevista en la Cadena Ser, en la que ha añadido que ella cree “en el fútbol como una herramienta de evolución de los derechos básicos de las personas”. Para conseguir alcanzar los más poderosos intereses es fácil encontrar sublimes argumentos.

También el Papa Francisco se ha pronunciado en relación con el campeonato futbolístico de Qatar, y ha dirigido un significativo mensaje a los jugadores y organizadores del mismo.

El papa es aficionado al fútbol desde que era niño. Así puede afirmar que este deporte requiere no sólo «mucha disciplina y sacrificio personal, sino también respeto al prójimo y espíritu de equipo».

Al término de la audiencia general del miércoles 23 de noviembre, el papa Francisco habló por primera vez públicamente del mundial de Catar 2022. El Papa espera que el Mundial de Fútbol en curso en Catar «sea una oportunidad de encuentro y armonía entre las naciones, favoreciendo la fraternidad y la paz entre los pueblos».

Cabe notar una sutil omisión del papa Francisco en su mensaje: no mencionó ni a la organización del mundial, ni a los dirigentes del país que acoge dicha manifestación deportiva. Y nada tiene que ver con que Catar sea una monarquía en la que rige la sharia, la ley islámica. El último viaje del Papa precisamente ha sido a un país islámico, Baréin.

Es de dominio público que los estadios climatizados en medio del desierto, en los que se juega la Copa del Mundo 2022, fueron construidos por inmigrantes en condiciones difíciles y con muchos muertos en el trabajo, como lo confirman varias asociaciones de derechos humanos. El Papa ha condenado siempre la explotación de los migrantes y aboga por su integración y dignidad.

Pero la fiesta del fútbol sigue adelante y el pontífice ha querido enviar sus saludos «a los jugadores, hinchas y espectadores que están siguiendo desde varios continentes» el evento que se desarrolla en un país árabe del oeste asiático.

En otros mensajes, Francisco subraya que el fútbol puede ser un juego para aprender a trabajar en equipo que, en cualquier circunstancia, «llevará al éxito», y al mismo tiempo subraya la responsabilidad que tienen los jugadores fuera del campo de fútbol al ser modelos para los jóvenes. Por ejemplo, indica que hay que saber perder.