Teoría polivagal de Porges

Es una teoría del sistema nervioso autónomo. Según esta teoría gran parte de la conducta social y las emociones tienen importantes condicionantes fisiológicos. Está implicado el nervio vago.

Porges dice haber demostrado que el daño causado por el abuso sexual es reversible.

Según este la rama simpática está relacionada con la alerta y la parasimpática con la calma. Pero en el parasimpático puede actuar el vago ventral mielinizado que permite regulación cuando ha pasado el peligro en los adultos. El vago dorsal sin mielinizar es muy útil en los reptiles pero en las personas provoca ante el miedo o el estrés una disociación traumática de la personalidad y disociación somática. Nos permite entender lo importante de la sensación de seguridad de un niño.

Ante un peligro se activa la amígdala y envía una señal al cuerpo por el sistema nervioso autónomo.

El trastorno del apego en los niños de menos de cuatro años, los trastornos por estrés postraumático, el trastorno del espectro alcohólico fetal. Según la teoría polivagal hace que los niños y adolescentes puedan funcionar en cerebro reptil ante las relaciones sociales y emocionales. Su cerebro puede ser la mitad si no han tenido un apego seguro.

Estas investigaciones pueden liberar de culpa a chicos a los que juzgamos como que no quieren hacer las cosas o las hacen a mala idea. Son sillas de ruedas invisibles.

Estos diagnósticos no resuelven el problema. Nos deben motivar a buscar soluciones para ellos en el ámbito escolar y social. Nos debe ayudar a comprender a sus familias desbordadas en la mayoría de los casos y sin recursos para acompañar a sus hijos. Muchas veces son acusados desde administraciones o distintos sectores.

Tenemos que ser flexibles en los rendimientos académicos y laborales. En nuestras formaciones profesionales con aprendizaje servicio, modelo constructivista sistémico y centrado en soluciones de terapia breve, el circo, el cine, el teatro, la radio, las empresas de inserción. Estamos consiguiendo algunos resultados esperanzadores.

Se complican las relaciones de pareja que suelen ser muy dependientes y pasan por procesos autodestructivos ante la falta de tolerancia a la frustración y de autoestima. Los celos son patologías asociadas que pueden provocar grandes disrupciones.

Todavía puede extremarse más el riesgo en caso de adicciones a drogas que también es algo frecuente.

La conclusión es que hay que apoyar con alternativas nuevas a las familias y a los afectados.

Pasan numerosas crisis de las que si tenemos paciencia y esperamos suelen regresar.

Está claro que se necesitan equipos multidisciplinares de psicólogos, educadores, profesores, trabajadores sociales, psiquiatras … Deben coordinarse de forma que no se den mensajes contradictorios, ni unos menosprecien la labor de otros.

Aquí es necesaria empatía y asertividad para ponernos en el lugar de familias y educadores.