Halloween y la globalización comercial de todas las fiestas

Los seres humanos tenemos la capacidad de pensamiento, lenguaje simbólicos y conciencia de sí mismos, que nos permiten analizar lo que es la vida y la muerte. Además tenemos vínculos afectivos y lazos familiares que son para nosotros muy importantes. Por ambas razones no podemos soportar la separación y pérdida que supone la muerte de los seres queridos. Este pudo ser el origen de los ritos funerarios y de las religiones.

Por eso no hay pueblos que no tengan ritos, sacerdotes o figuras semejantes y creencias religiosas.

En todos los pueblos se ha sentido la necesidad de creer que no todo se acaba con la muerte y de considerar que puede haber algún tipo de comunicación con los muertos o con sus espíritus.

Este parece ser el origen de esta fiesta actual de Halloween, convertida hoy en una de las más globalizadas, por el poder de la cultura de Estados Unidos y el interés de todos los que comercian con estas cosas. Un caso distinto, pero comercialmente paralelo a Papa Noel.

El origen pagano, nos cuentan los entendidos, pudo ser una fiesta celta (Samhain) o romana (Mundus Potet) en las que recordaban los muertos y supuestamente se comunicaban con ellos o sus espíritus.

El cristianismo, como hizo con otras fiestas paganas, bautizó ésta como el Día de Todos los Santos: Para recordar a los santos y mártires, a la vez que a todos los difuntos.

¿Qué había detrás de estas fiestas?

En primer lugar, tenía un contenido trágico: la pérdida, el dolor por la muerte de los seres queridos, el miedo a la muerte, el terror de la figura corporal deformada, etc.

En segundo lugar tenía un componente religioso, pagano, primero y después, hicieron una reinterpretación las religiones autoconsideradas reveladas.

En tercer lugar, tenían ritos y manifestaciones familiares y sociales. En unos formatos se centraban en el reencuentro con los muertos o espíritus celebrando comidas y fiestas. Estas manifestaciones han sido y son muy diversas.

Un cuarto componente era y es una fiesta social, más allá de la familia, con representaciones de todo tipo, disfraces sobre temas relacionados con la muerte, el terror, los espíritus, etc.

Naturalmente, nuestra sociedad mercantil globalizada ha secularizado esta fiesta, como casi todas las demás fiestas paganas.

Conserva cosas antiguas adaptadas a la infancia (parece que los antiguos ponían comida a la puerta de las casas, mientras los niños ahora van pidiendo por las puertas del vecindario).

Y, como siempre, son los adolescentes y jóvenes los que convierten esta fiesta en una fiesta del consumo: fiesta de disfraces callejeros, bailes en discotecas y consumo de alcohol, etc. Tiene además un alto atractivo al convertirla en un juego de disfraces relacionados con la muerte, el terror y el miedo.

La muerte es un tema tabú en nuestra sociedad actual, por lo que, finalmente, ni la fiesta pagana original, ni la bautizada por el cristianismo tienen demasiado que ver con la esta fiesta secularizada actual.

¿Iban a comunicarse con los muertos o a rezar a los Santos los adolescentes que tuvo que desalojar la policía estos días de varios lugares?

¿Y el desaprensivo organizador de uno de esos lugares, que casi provoca una catástrofe, es un sacerdote de nuestro tiempo?

¡Que posmodernos somos! Hasta usamos los muertos y los espíritus, también en casi todas nuestras escuelas, como compañeros de juego! Eso sí, sin hablar de la muerte, ni de los muertos: no pienses y diviértete.