El Patio Barroco de la Universidad Pontificia, escenario de lujo para la representación de 'Buscando a Nebrija'
Puesta en escena de la obra sobre Elio Antonio de Nebrija ante un público entusiasta, reincidente, numeroso y muy interesado en la figura del gran maestro del humanismo en España
El montaje teatral, impulsado por el Área de Cultura de la Diputación de Salamanca, 'Buscando a Nebrija' del irlandés Denis Rafter, interpretado por la compañía Lazarillo de Tormes, se representó este jueves en el Patio
Barroco o Claustro de los Estudios de la Universidad Pontificia a instancias de esta universidad. En este marco incomparable tuvo lugar la puesta en escena de esta obra sobre Elio Antonio de Nebrija ante un público entusiasta, reincidente, numeroso y muy interesado en la figura del gran maestro del humanismo en España.
Nebrija pasó años jóvenes de estudiante en Salamanca y otros muchos como catedrático de Gramática y Retórica en la Universidad Salmantina. Casado con Isabel Solís de Maldonado, dama noble salmantina con gran influencia en la capital, vivió muchos años en Salamanca, unos felices y otros amargos, por el trato cruel y despiadado que le dieron sus propios compañeros catedráticos, cuando a sus 69 años, un joven licenciado García del Castillo le arrebata, de forma poco clara, su Cátedra de Prima.
Son muchos los momentos lúdicos, serios, irónicos y sublimes que se viven en las diferentes escenas de este montaje. Una emoción especial se siente, con la magnífica interpretación del actor José María Valle, al mostrar a un Nebrija que sufre los duros ataques de la Inquisición, o el trato ruin y despreciable que le dio la Universidad en sus últimos años de docencia, razón por la que afirmó no querer volver, ni vivo ni muerto, a esta ingrata ciudad a la que tanto había dado.
"Lazarillo de Tormes" muestra que lo valioso de “Buscando a Nebrija” es todo lo que nos enseña del gran erudito que ahora llega a todos de forma tan evidente, para así poder valorar la universalidad de su humanismo.
La música y canciones de Juan del Encina y la gran interpretación de músicos y actores fueron ingredientes principales que hicieron disfrutar al numeroso público que con aplausos y una fuerte ovación final despedían calurosamente la puesta en escena de esta obra tan especial.
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