30 años, y muchos recursos, dilapidados.

El día 21 se cumplieron los 30 años de la primera circulación de un tren de Alta Velocidad en España. Era el año mítico culmen del Cambio, que al final nos dejó donde estábamos. La línea Madrid-Sevilla en realidad comenzó siendo el “Nuevo Acceso Ferroviario a Andalucía (NAFA)” para todo tipo de trenes, quedando en Alta Velocidad exclusiva para viajeros. Aun dicen buscar solución para las mercancías.

^{El Observatorio del Ferrocarril, informe de 2019, muestra como este medio de transporte está orientado hacia los intereses de Madrid.}

Coincidiendo con nuestro ingreso en la hoy Unión Europea, y con su cofinanciación, empezó una larga carrera de inversiones públicas en infraestructuras para el transporte. Nadie duda de la necesidad entonces de ponerlas al día. Pero tras casi 60.000 millones de euros empleados en 3.726 kilómetros de vías de Alta Velocidad, y la paulatina destrucción del ferrocarril como servicio público estratégico, los desequilibrios territoriales y la despoblación de gran parte de España se han agudizado. El resto de la red hasta 15.465 km., a 31 de diciembre de 2020, a pesar de estar en gran parte abandonada concentra más del 90% de viajeros y la totalidad de mercancías.

^{Curiosamente entre las principales rutas se cuela Salamanca, en el último año normal, a pesar del maltrato institucional y de los gestores ferroviarios.}

Mientras celebran la efeméride en Sevilla, con su clásica foto oficial, hace meses tramitan el cierre de una nueva línea ferroviaria. La parada de la Alta Velocidad en las afueras de Cuenca, desde la lógica neoliberal del tren como pretendido negocio, elimina el tramo Tarancón-Utiel. Ni siquiera lo aprovecharán las mercancías a pesar de ser la línea más directa entre Madrid y Valencia. El gobierno más progresista de la historia, con sus continuas proclamas de sostenibilidad, puede convertirse en el más dañino para el ferrocarril. Llegando incluso a recomendar su abandono en algunos casos. A todo esto, la línea AVE menso ruinosa, Madrid-Barcelona, apenas logrará recuperar a largo plazo el 45% del capital.

^{Claro que el interés de Madrid siempre ha prevalecido, como muestra este mapa de servicios de 1967.}

En su momento hubo una fuerte pelea dialéctica entre modelos de ferrocarril, simbolizada en las diferencias entre Alta Velocidad y Velocidad Alta. Crear un nuevo modelo de ferrocarril desde la lógica del negocio y las grandes áreas urbanas, o mantener y modernizar el del servicio público y la sostenibilidad. Afrontar el futuro lejos de los combustibles fósiles, como muchos colectivos, científicos y expertos demandaron, nunca estuvo en la mente del poder. Las ultimas crisis lo han evidenciado. Al menos el Gas Natural como futuro, a pesar de ser otro hidrocarburo más, también ha quedado en entredicho.

^{La liberalización de servicios en España se empeña en demostrar que sus supuestos beneficios son difíciles de encontrar.}

La reciente y extraña huelga del transporte por carretera ha evidenciado otra vez el erróneo modelo de transporte elegido, cautivo de un medio inexplicablemente competitivo. Sumado a la era del “low cost” aéreo, medios a los que nunca se imputan sus verdaderos costes y la dependencia externa. Y, por supuesto, todo en beneficio del sumidero de recursos y personas que es “España dentro de España”. Ni siquiera han acabado de modernizar el corredor económico más dinámico del país, el arco mediterráneo, a pesar de los años trascurridos.

^{Un interesante servicio tren-camión del pasado, desparecido en aras de la modernidad. Mientras, en Centroeuropa montan los camiones en los trenes.}

Por Salamanca la paralizada electrificación hacia Portugal se acerca a los 20 años desde su comienzo administrativo. Falta todavía reponer servicios tras la pandemia, cada vez peor gestionados a tenor de las colas en Chamartín, y nada de mejorar. Cambiar nuestro negro futuro aprovechando las posibilidades del ferrocarril con un moderno corredor en la Vía de la Plata, o en el Duero hacia Oporto, es una quimera ignorada más allá de Guadarrama. No parecemos existir para el gobierno central. Y las políticas económicas del partido de la presidenta de la libertad tampoco son halagüeñas, bajar impuestos sin más hace difícil mantener y aumentar los servicios públicos. Aunque todavía hay quien no ha aprendido de lo que sucede en la sanidad pública, o la educación…