Baños de Ledesma

Un año más, diez personas -sacerdotes y otras-, pertenecientes a la residencia de la Casa de la Iglesia, tenemos la suerte de poder pasar cinco días en los Baños de Ledesma. Naturalmente, el año pasado no pudimos asistir. Este año, aunque el establecimiento se ha abierto un poco más tarde que otros años, su actividad está a pleno rendimiento. Quizá con la asistencia de un número menor de personas. De hecho, no hay servicio normalmente por las tardes.

Pero se puede decir que el centro ha entrado ya en la nueva normalidad. Aun cuando todavía haya que tener ciertas restricciones: llevar mascarilla continuamente, salvo en la mesa para comer, y mientras se realiza el baño; guardar la distancia de seguridad y utilizar los ascensores con limitación de personas; no sacar comidas ni bebidas fuera del propio comedor; y lavarse las manos continuamente con el hidrogel alcohólico.

El ambiente, sin embargo, da la impresión de plena normalidad. Y el personal asistente parece plenamente feliz. Da la impresión de que había hambre de poder salir de casa y asistir a lugares de recreo y de recuperación personal.

La mayoría del público asistente somos mayores por la edad. Quizá es que somos los que gozamos de más tiempo y de una mayor libertad. Y algunos pueden asistir a los baños apoyados por las instituciones de mayores, que les conceden algunos días de descanso en estos lugares de recreo, que tan buenas aportaciones saludables les pueden dar, y que también las instituciones de recreo se favorecen de estas ayudas, que son tan necesarias en los tiempos que corremos.

En Salamanca tenemos la suerte de poder disponer de varios de estos establecimientos de baño, algunos con la calidad de aguas termales. Los más conocidos son los baños de Ledesma y los de Retortillo.

Los baños de Ledesma son propiedad y gozan de la administración del Montepío Asturiano de Mineros. El hecho de que una institución tan lejana haya buscado estos servicios de baños termales, pone de manifiesto la calidad de estas aguas y de las actividades con las que se ha ido enriqueciendo el establecimiento ledesmino. Y una vez establecidas las instalaciones, es una suerte que otras personas, aunque no seamos mineros ni pertenecientes al Montepío, podamos beneficiarnos de tan buenos servicios.

Por supuesto que los baños están abiertos a cualquier clase de personas, pero es lógico que los que más los usamos seamos personas mayores, quizá porque disponemos de más tiempo, o quizá porque nos sentimos más necesitados de atenciones sanitarias, incluidas éstas que no son las más comunes. En general, la gente repite año tras año, lo cual supone que se obtienen notables beneficios.

Además de los baños propiamente dichos, se dispone de juegos de bingo, de clases de diferente tipo, y de entrenamientos de baile y otras diversiones. También se organizan excursiones a Salamanca, la Alberca y las Arribes del Duero. Aunque los baños propiamente dichos no duren más de dos horas, como puede verse, no hay tiempo para aburrirse. Además, se puede gozar de unos maravillosos paseos por los hermosos parajes que nos rodean y que completan la hermosura del maravilloso río Tormes.

Por supuesto que hay tiendas, farmacia y hasta servicio religioso, del que fácilmente pueden beneficiarse hasta una treintena de personas. ¿Qué más se puede pedir o desear?

Así que los Baños de Ledesma están ya en pleno rendimiento, y se puede decir que aquí ha vuelto la normalidad. Que siga.