La Soledad procesiona por 1ª vez desde que estalló la pandemia recorriendo el interior de la Catedral
En el marco de la conmemoración de los Dolores de la Virgen, que estuvo acompañada de una asamblea extraordinaria
La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Ciudad Rodrigo recuperó en la tarde del domingo, tras no desarrollarse el año pasado por culpa de la pandemia del coronavirus, la tradicional conmemoración en la Catedral de Santa María de los Dolores de Nuestra Señora la Virgen, que aparecen en el calendario litúrgico el 15 de septiembre, pero que la entidad siempre traslada al tercer domingo de este mes.
La cita reunió a un amplísimo número de fieles, que para empezar procedieron a rezar el Santo Rosario. A continuación, hubo una reflexión por parte del capellán de la Cofradía de La Soledad, Ángel Martín Carballo, a la sazón presidente del Cabildo Catedralicio, antes de llegar al momento más esperado de esta conmemoración: la procesión de la Virgen de La Soledad por el interior de la Catedral de Santa María.
Aunque breve (se limita a dar una vuelta por el Claustro), esta procesión siempre suscita bastante expectación, algo acrecentado este año ya que la Virgen llevaba sin procesionar, ni en el interior de la Seo ni en la calle, 2 años, desde la conmemoración de los Dolores de la Virgen del año 2019. Esta procesión estuvo encabezada por las mujeres que asumieron la mayordomía precisamente en aquel momento, María Jesús Vicente Sánchez-Villares, Ángela Prieto y Celia Prieto.
La procesión se intentó realizar con el mayor orden posible, conformándose dos largas filas en las que se procuró guardar en la medida de lo posible la distancia de seguridad. Una vez la Virgen fue devuelta a la mesa situada junto al altar (como es habitual realizó este desfile en andas), se cantó la Salve, que como recordó Ángel Martín Carballo, es una oración de origen español.
La conmemoración de los Dolores de la Virgen tuvo este año un añadido, ya que la Cofradía había aprovechado para convocar una asamblea extraordinaria para aprobar los nuevos estatutos de la entidad. De este modo, se invitó a los fieles a quedarse a esta asamblea, aunque muchos se marcharon (también es cierto que unos cuantos de los asistentes no son cofrades).
En esa asamblea, el presidente de la Cofradía, Tomás Domínguez Cid, explicó en qué consistía la reforma de los estatutos, tomando como base los que fueron aprobados el 9 de diciembre de 1993 por el que era Obispo en aquel momento, Antonio Ceballos Atienza. En concreto, esta reforma busca ajustarse a lo preceptuado en el Código de Derecho Canónico, considerándolo el primer paso para llevar a cabo la legalización y registro de la Cofradía ante las autoridades civiles y religiosas, según exige la legislación vigente en materia de asociacionismo civil y religioso.
En este sentido, además de algunas cuestiones 'menores', como corregir el nombre de la Cofradía (figuraba en los estatutos como Virgen de La Soledad en vez de como Nuestra Señora de La Soledad), se ha incluido una introducción histórica en la que se documenta la antigüedad de la Cofradía desde antes del año 1590, se ha modificado la forma de designación de mayordomos, y también se han modificado los quórums en las votaciones ante la baja asistencia de los cofrades a las reuniones, quedando abierta la posibilidad de realizar reuniones telemáticas.
La reforma de los estatutos salió aprobada por mayoría. En otro orden de cosas, se dio cuenta de que una familia devota y cofrade que quiere permanecer en el anonimato ha donado un antiguo y valioso rosario para que lo luzca la Virgen de La Soledad.