Los antiguos afiladores

Se puede decir que el afilador era un comerciante ambulante, que ofrecía sus servicios de afilar cuchillos, tijeras, y cualquier otro instrumento de corte.

La figura del afilador callejero siempre va a su carrito bicicleta o motocicleta, con una piedra de amolar en su parte trasera que ponían en movimiento mediante una polea.

Con una pequeña flauta y una breve melodía que hacían sonar, los vecinos se enteraban que llegaba el afilador y todo aquel que lo necesitaba salían con sus utensilios para ser afilados. En el pasado algunos de ellos solían ser también reparadores de paraguas y cacerolas.

Los afiladores fueron muy frecuentes hasta las décadas de 1970-1980, luego comenzaron a ser más escasos, pero se puede decir que este oficio tradicional no se ha extinguido del todo, puede verse algún afilador que otro por los barrios de la ciudad.

La historia de la pintura ha dejado dos ejemplos brillantes de este oficio. En el Museo del Hermitage ruso hay un curioso lienzo atribuido a Antonio de Puga, y Goya los pintó en 1790.

Fotografía

• Afiladores en Fray Luis de Granada (Sin fecha ni autor conocido).