El escritor salmantino Paco Cañamero rememora el accidente ferroviario del Villar de los Álamos...
El próximo 18 de diciembre se cumplen 55 años de la tragedia, producida al colisionar el tren Sudexpreso, que hacía la línea Paris-Lisboa, con el Ligerillo procedente de Fuentes de Oñoro y con destino a Medina del Campo
El escritor salmantino Paco Cañamero publica una nueva obra con el título 'Fado entre encinas'. En formato de novela y basado en hechos reales, Fado entre encinas está ambientado en la tragedia ferroviaria sucedida el 18 de diciembre de 1965 en la estación del Villar de los Álamos (termino municipal de Aldehuela de la Bóveda, en pleno Campo Charro). En la mañana de ese día colisionaron frontalmente el tren Sudexpreso, que hacía el recorrido ParísLisboa, con el Ligerillo, que procedente de Fuentes de Oñoro se dirigía a Medina del Campo.
Este accidente, del que próximamente se cumplirán 55 años, dejó una profunda conmoción en la capital y provincia, rubricando el pueblo charro una inmensa página de solidaridad. Primero por los numerosos voluntarios que acudieron con rapidez a la tragedia para ayudar en las labores de evacuación de las víctimas, a quienes trasladaron en sus vehículos particulares a los centros hospitalarios de Salamanca, el Hospital Provincial y la Residencia Sanitaria Virgen de la Vega, que acababa de abrir sus puertas.
También quedó patente la enorme lección solidaria de los médicos de la zona (quienes salvaron tantas vidas que agonizaban sobre los raíles), de médicos y sanitarios del los centros hospitalarios, de la Guardia Civil, de Renfe, de Cruz Roja, de autobuses El Pilar, de voluntarios que donaron sangre?
Esos momentos marcados por el dramatismo y el dolor sellaron un hermanamiento entre Salamanca y Portugal, culminado días más tarde. Entonces, la Cruz Vermelha Portuguesa fletó un tren especial para repatriar a los heridos y la reacción del pueblo salmantino fue espectacular al llenar las calles por donde discurría la caravana sanitaria (desde el Provincial y el Virgen de la Vega hasta la estación del tren) despidiendo a los heridos bajos los sones de "Ay Portugal, porqué te quiero tanto", los mismos que también le cantaron los sanitarios en el momento de abandonar los centros hospitalarios y hacerle un pasillo de despedida.
Para hacer realidad esta obra, el autor ha hablado con numerosos testigos de la tragedia, al igual que supervivientes, miembros de la Fuerzas de Seguridad que socorrieron a loe heridos, además de investigar en la información publicada esas fechas en los diarios provinciales y nacionales.
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