Tengo un globo con tu nombre

Hoy te miré a los ojos, ahora más que nunca tiene que ser así, las circunstancias nos obligan a taparnos el rostro, como bandoleros, pero esta vez del que huimos es de un virus. Estamos aprendiendo a relacionarnos y comunicarnos de otra forma, sin tocarnos, mirándonos a los ojos. Cuando te he visto, después de tanto tiempo, mi intención fue darte un abrazo, un beso, pero nuestro saludo quedó en una mirada, nuestros ojos hablan de la ilusión por vernos y del cariño de corazón.

Ahora no sabemos qué hacer con los brazos, ni con las manos cuando queremos usarlos con la gente que queremos. Elizabeth, ya volverán los días en que nos acerquemos y abracemos sin miedo. Eres para mí un ejemplo de valentía, de grandeza, de gran madre de familia. Me hizo gran ilusión verte acompañada de tu familia al completo y conocer a tus hijas. Qué gran ejemplo eres para ellas, seguro que con tu coraje se convierten también en grandes luchadoras, como tú.

Quiero pensar que, pese a la enfermedad, no habrás dejado de soñar nunca, porque los que hemos sido emprendedores lo llevamos en la sangre. Algunos piensan que los sueños sólo son esa mágica aventura que se vive mientras uno duerme y son muchos los que desconocen que se puede también soñar despierto. Nosotros descubrimos juntos ya hace un puñado de años, que no hace falta cerrar los ojos para imaginar, sentir y vivir aquello que más deseas. Cuando consigues cumplir un sueño, aunque sea el más pequeño de todos, sientes una felicidad que es difícil de describir, y el caso es que te anima a soñar más y más. Lo cierto es que tú estuviste en el inicio de este sueño y que, gracias a tu aportación, esto nació para llegar hoy hasta aquí. Pasamos buenos momentos juntos en los comienzos, trabajando en equipo, poniendo lo mejor de cada uno, poco a poco, paso a paso, mientras íbamos cumpliendo sueños, nuestros sueños.

Lo nuestro fue un trabajo en equipo humilde pero sincero, en el que cada uno aportaba lo que tenía, sin egoísmos. Leí hace poco un ejemplo de trabajo en equipo, que paso a contaros: Una vez un maestro hizo a sus alumnos un juego para enseñarles lo importante que es estar y trabajar unidos y organizados para conseguir un fin común: repartió un día un globo a cada alumno y les pidió que escribiesen su nombre en él, dejándolo después en el suelo de la clase. Una vez fuera el maestro les dice: "Tienen 5 minutos para que cada uno encuentre el globo que lleva su nombre". Los alumnos entraron y buscaron, pero se acabaron los 5 minutos y pocos habían podido encontrar el suyo. El maestro les dijo entonces: "Tomen cualquier globo y entréguenselo al dueño del nombre que lleva anotado". En apenas un par de minutos todos los alumnos ya tenían el suyo en la mano.

Finalmente, dijo el maestro: "Chicos, los globos son como la felicidad. Nadie la va a encontrar buscando la suya solamente. En cambio, si cada uno se preocupa por el otro, encuentra rápido la que le pertenece" A mí no se me olvida que una vez encontramos nuestros nombres e intercambiamos nuestros globos.