Generación Valiente

Una vez, que por fin tenemos gobierno, primero de coalición, tenemos ministros en un número que sobrepasa los designados en otras legislaturas. El caso es que las "carteronas" están entregadas, y parece ser que la consigna, es consensuar, escuchar, negociar, pactar, o sea que todos los verbos terminen en "ar". Ahora estaremos muy atentos, si todo ese juego de palabras que ayudan a la tranquilidad, no se queda en vanas intenciones y pasemos una vez más a la descarada oscuridad, y con ello a manipular, desconcertar, desgobernar etcétera. Esperemos, que hayan aprendido, aquello, que no se debe hacer nunca- Gobernar de espaldas al pueblo-. Démosles un tiempo y un voto de confianza.

Cuando uno ve a esté ramillete de políticos de uno y otro "color", no puedo dejar de recordar la conmemoración que se hizo en este país tras las primeras elecciones democráticas posfranquistas. Es indiscutible el éxito del proceso de transición de la dictadura a la democracia, y la implicación positiva de agentes de todas las ideologías que renunciaron a una parte de sus principios, para llegar a ese punto en común: La Constitución española de 1978.

Cuarenta y dos años después, cabe realizar también cierta autocritica del proceso de democratización que, como es obvio, no fue perfecto. Uno de los fallos principales a juicio de muchos juristas, fue someter a aprobación en un único referéndum la Monarquía y el gran paquete de derechos y libertades de los ciudadanos españoles. A pesar de las valientes y controvertidas aportaciones de la Casa Real, que hoy se empieza a poner en duda, puede que en virtud del esclarecimiento de un autentico modelo democrático también la forma de Estado, Monarquía o Republica, debería haber tenido la oportunidad de ser elegida por los ciudadanos en un referéndum diferente al de reconocimiento de sus derechos y libertades. Es más, hemos tenido una segunda oportunidad, con la abdicación de Juan Carlos por Felipe VI.

Es posible que permanezca como una anécdota intrascendente o como una cuestión a resolver en el futuro, pero es un hecho de calidad democrática que se obvio irremediablemente, a pesar del carácter valiente y conciliador de todas las concepciones políticas que participaron en la transición española, y no cabe duda que viendo a la pléyade de nuevos inquilinos de la Cámara, aquellos días los recordamos con orgullo.

No hay momento más importante para la generación de españoles, que frisamos, unos la edad de jubilación, otros ya la dejamos atrás, aquella transición, que nos llevó a cambiar nuestro régimen político, y nuestro modelo social; propuso nuevas bases para las estructuras económico-financieras y allano el ingreso de España en instituciones supranacionales, presentado su candidatura a país moderno.

A nadie se le oculta, además, que este proceso se convirtió en un ejemplo de cambio social y espejo de virtudes políticas. No han sido pocas las ocasiones en las que se ha alabado la postura de los diferentes partidos y se han felicitado las instituciones y, en las que se ha celebrado el consenso. Nada más justo si no hubiéramos olvidado a los auténticos protagonistas de este proceso.

Fue la generación que ya tomo el camino de la jubilación la que propicio el cambio de régimen tras la muerte del dictador. Fue esa generación (y no la clase política) quien pasó página y olvido en lo que pudo, afrentas e injusticias vividas en carne propia. Fue la que sufrió un vetusto modelo de familia que los relegaba como hijos y uno nuevo que insistía en sus obligaciones como padres. Fue la que con su enorme trabajo diario llevó a España a un nivel de bienestar que nos colocó a la altura del resto de países de Europa y ahora todos disfrutamos. Fue la que desde la cocina del hogar abrió las puertas del mundo a sus vástagos. Fue en fin, la generación que propicio el cambio, sufriendo cada inconveniente pero sin disfrutar de lleno de las mejoras más que a través de sus hijos.

A esos españoles que tomaron el timón, a esa "generación generosa", clave del éxito de la transición. A todos ellos, que ahora miran perplejos, a estos nuevos inquilinos del hemiciclo, que les falta la clase, base y argumentos, y les sobra arrogancia? Hay que decirles gracias.

Fermín González- salamancartvaldia.es blog taurinerías