La seca, la culebrilla o el Cerambyx cerdo, grandes amenazas de la dehesa

"No tenemos tiempo para seguir pensando, hay que actuar ya con la implicación de todos, es fundamental porque el tiempo se acaba". Así se manifiesta Ignacio Santa Regina, investigador científico del IRNASA-CSIC, ante la amenaza que para el ecosistema de la dehesa supone la aparición de plagas y enfermedades como la seca de la encina, el Cerambyx cerdo o la culebrilla del alcornoque.

El investigador insiste en que resulta clave coordinar los esfuerzos de empresas, instituciones, administraciones, fundaciones y particulares, porque, afirma, se trata de un problema que no es específico ni de una provincia, ni de una comunidad. Al daño irreparable que en amplias zonas ocasionan estas enfermedades para los árboles se suma el económico, asociado a la menor producción de bellota o a la pérdida de calidad del corcho, como en el alcornocal de Valdelosa, el mayor de Castilla y León. Porque la culebrilla no mata al alcornoque, pero sí deteriora el corcho, reduciéndose notablemente su calidad.

Sin embargo, admite la dificultad que supone combatir este insecto aplicando trampas con feromonas. "Nuestro objetivo esencial es defender la dehesa y regenerarla". Para un investigador, la dehesa es uno de los ecosistemas más sostenibles del planeta, en equilibrio entre agricultura, ganadería y medio ambiente; un espacio productivo extensivo que favorece la biodiversidad, con capacidad para fijar población en el medio rural, y espacios que defienden tanto especies, como comunidades en peligro de extinción, resalta.

Y varias son las amenazas. Por un lado, la enfermedad de la seca -producida por hongos que se propagan por esporas- que provoca el amarilleamiento y posterior amarronamiento de las hojas, con la aparición de grietas en la corteza de los árboles, debilitados y atacados por insectos que se alimentan de la madera, como el Cerambyx cerdo, un escarabajo contra el que "poco se puede hacer" al ser una especie protegida por la UE.