El mal tiempo obliga a cancelar La Carrera, pero numerosos pasos acaban recorriendo las calles

La mala meteorología obligó a cancelar en la tarde del Viernes Santo la procesión principal de la Semana Santa Mirobrigense, la del Santo Entierro, conocida popularmente como La Carrera. Desde hacía días, las previsiones para esta jornada eran bastante negativas, especialmente en el tramo de tarde-noche, y finalmente se cumplieron, lo que no dejó más remedio que tomar la decisión de la cancelación total, que hacía mucho tiempo que no se producía.

De hecho, en algún año anterior que también hubo inestabilidad meteorológica el Viernes Santo (años 2012 y 2013), se decidió recortar el recorrido, con una llegada directa por Cardenal Pacheco y Julián Sánchez hasta la Plaza Mayor, desde donde cada Cofradía se dirigió a su sede o a donde estimó más conveniente.

La decisión de no salir se tomó este año relativamente 'pronto', sobre las 18.30 horas, cuando todavía quedaba media hora para el momento fijado para el inicio, pero se acertó de pleno, ya que en torno a las 19.15 horas llovió durante unos instantes, mientras que a las 20.00 horas comenzó a llover de forma constante.

Aunque todavía quedaba esa media hora para el inicio, la decisión de la suspensión ya pilló a muchos cofrades camino de la Catedral o allí mismo, incluido algunas mujeres con mantilla que no iban a salir hasta alrededor de las 20.00 horas acompañando al Santo Sepulcro de la Cofradía de La Soledad.

Pese a que La Carrera no pudo llevarse a cabo, el público congregado en las calles pudo presenciar una 'multiprocesión', ya que varias de las cofradías que tenían sus pasos en la Catedral de Santa María decidieron no esperar y devolver durante la misma tarde del Viernes sus pasos a los lugares donde permanecen el resto del año. Esto acabó formando un relativo 'caos' especialmente a la entrada y salida de la Catedral (había personas sin nada que ver que querían entrar a la misma).

El primer paso en abandonar la Catedral fue La Borriquilla, que estuvo esperando fuera a la nueva banda de la Cofradía de Jesús Amigo de los Niños, para irse juntos hasta la Plaza Mayor y de ahí en dirección a Correos. A continuación, la Cofradía de Jesús Nazareno sacó de la Catedral sus pasos de La Caída, el Ecce Homo, Jesús Nazareno y Los Azotes, con destino a la Iglesia de San Agustín donde están todo el año.

Justo después, abandonó la Catedral la Virgen de las Angustias que estaba en el Pórtico del Perdón, y que se dirigió a la Iglesia de la Venerable Orden Tercera tapada con un plástico. Una vez se perdió la imagen en el horizonte, llegó la hora de la Cofradía de la Santa Cruz, que trasladó dos de sus pasos: la Santa Cruz y El Calvario. El 'problema' fue que estos pasos tenían como destino, al igual que el Nazareno, la Iglesia de San Agustín, generándose un 'tapón' en la calle San Juan.

Esto hizo que, en el momento en que llovió a las 19.15 horas, se decidiera buscar un refugio improvisado para el paso de la Santa Cruz en los soportales de la Casa Consistorial. Allí estuvo unos cuantos minutos hasta que se despejó la entrada a San Agustín, una vez se desmontaron los pasos de Los Azotes y El Calvario. Una vez se acercó el paso de la Santa Cruz hasta las puertas de la Iglesia, se quitó la Cruz en sí, que fue introducida en primer lugar, y posteriormente las andas.

Los minutos siguientes dentro de la Iglesia de San Agustín fueron muy ajetreados, ya que tanto las cofradías de Jesús Nazareno como de La Cruz estuvieron colocando todos sus pasos en sus huecos habituales. Dentro de esta operación, por ejemplo, se le cambió la túnica a la imagen de Jesús Nazareno. A falta de entretenimiento en las calles, hubo unas cuantas personas que se introdujeron en el interior del templo para seguir las evoluciones.