25 DE NOVIEMBRE DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA

MANIFIESTO AMDEVE 2017

Como todos los años tenemos que poner una flor por cada mujer asesinada, 44 mujeres asesinadas en la esfera de la relación de pareja o ex pareja y siete niños y niñas. Más que un número, más que un dato son 44 historias de personas y de familias rotas, de infancias destruidas. Sólo la punta del iceberg dentro de las miles de historias que transitan a nuestro alrededor y de las que no tenemos conciencia

Los datos nos dicen que a la primera persona a la cuenta su situación una mujer maltratada es a una persona de su entorno, a alguien de su familia, a una amiga?el apoyo que reciba es decisivo para el camino que tome después.

Tenemos en nuestra mano, cada una de las personas que estamos aquí, por tanto facilitar la salida de esta barbarie a muchas vecinas y amigas nuestras, estando atentas, cambiando actitudes, mejorando nuestra información.

Este no es un tema que atañe a instituciones y entidades solamente, es una cuestión que nos afecta al conjunto de la sociedad, a nuestra vida diaria, sobre todo cuando estamos viendo que el sistema judicial es ineficiente, ya que vivimos en una sociedad que bombardea a las víctimas con la necesidad de denunciar para después dejarlas solas.

Cada vez que un profesional de la judicatura , del periodismo, del campo del trabajo social, de los cuerpos de seguridad, cada vez que cualquiera de las personas que estamos aquí, ponemos en cuestión a una víctima, a su forma de desenvolverse, de vestir, de ejercer su rol de madre, de su forma de proceder con su pareja...no sólo estamos ahondando en el dolor y las dudas de esa mujer, estamos mandando el mensaje a otra que está a nuestro lado, de que tenga cuidado, de que valore las consecuencias de sus actos, de la posible denuncia, porque va a tener que demostrar que es una víctima por encima de todo.

La erradicación de la violencia no es un tema de mujeres, es una cuestión de hombres y mujeres que se ponen manos a la obra codo con codo, es un tema de acabar con las desigualdades, de acabar con los estereotipos sociales que nos atrapan y nos obligan a comportarnos de una forma establecida, en el que hay que ejercer de hombres y de mujeres con toda la carga que ello tiene.

Acabar con la violencia nos obliga a trabajar por una sociedad más justa donde las mujeres caminan por la calle sin miedo, vestidas y con actitudes libres, que comparten las responsabilidades de la casa y la familia con sus parejas, donde los hombres no necesitan demostrar su masculinidad poniendo en riesgo su salud o su integridad, donde el amor y el romanticismo no obliga a nadie a estar sometido, donde la familia no es un yugo que obliga a renunciar a proyectos ni aspiraciones sino un lugar donde crecer juntas.

Acabar con la violencia es decidir que ya está bien, producir cambios en nuestro entorno, en nuestra vida, ser conscientes de nuestros discursos y cambiarlos, es reclamar a nuestras administraciones un planteamiento serio y dotado de recursos, es no consentir el ninguneo, ni la falta de respeto a las víctimas por muy poderosa que sea la persona que lo promueva, es desde luego luchar por una sociedad más justa e igualitaria, por nuestro bien y por el de las generaciones que nos siguen.