¿Qué eres zanahoria, huevo o café?

No sé si a vosotros os pasará lo mismo, cuando veo el programa de la Voz Kids, y escucho a los niños cantar con sus voces inocentes, llenos de energía y valor, y ver a sus familias emocionadas apoyándoles, me llega al corazón, sinceramente. Todo culmina cuando los coach pulsan el botón de "me gusta" y se desatan todas las emociones.

Qué poco hace falta para ser felices, simplemente el hecho de ver un programa de la tele puede aportarte grandes cosas. Según van pasando los años, valoras mucho más esos detalles del día a día, disfrutar de las buenas compañías, los ratos llenos de risas,? porque es cierto que la vida tiene sus momentos malos, decepciones y desengaños, pero no debemos olvidar que nada dura para siempre, ni lo malo ni lo bueno, siempre hay una mañana para comenzar de nuevo, no hay herida que no sane de alguna manera, ni dolor que no se atenúe con el tiempo.

Quiero compartir con vosotros una historia que me gusta y que habla de un padre, chef de cocina, y de su hija que siempre se quejaba de la vida y que estaba cansada de luchar; le parecía que cuando solucionaba un problema a menudo aparecía otro.

Un día su padre le sentó en la cocina y le dijo que le observara. Puso tres recipientes de agua a hervir, en uno echó zanahorias, en otro huevos y en el último granos de café. Después de veinte minutos, sacó cada uno de ellos en un recipiente y le explicó cómo cada uno había reaccionado de forma diferente, a pesar de haberse enfrentado los tres a lo mismo, al agua hirviendo. La zanahoria entró dura pero después se quedó blanda, el huevo entró frágil y después se quedó duro y los granos de café sin embargo son únicos, después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

A veces la vida te castiga de tal manera que merma tus fuerzas y te vuelves "zanahoria", otras veces te hace levantar una barrera y te conviertes en "huevo". Lo ideal es afrontar los problemas de manera proactiva y sacar lo bueno de lo malo, de ese modo serás "café"

No le des demasiadas vueltas a la cabeza que como decía mi abuela: "en esta vida, menos la muerte, todo tiene solución". Necesitamos aprender a valorar la vida tal y como viene, cambiar el agua con las adversidades que se nos presenten y seguir buscando aquello que queremos.