Durante estos días seguramente todos los ciudadanos han visto en las redes sociales, o recibido invitaciones para alguna cena solidaria, incluso algunas personas han sido invitadas a participar en más de una al mismo tiempo.
Asociaciones de enfermedades, agrupaciones sociales, ONG, o incluso algún que otro movimiento cultural. La realidad es que todos han encontrado bajo este formato una fácil manera de adquirir fondos para seguir manteniéndose.
Los restaurantes y hoteles también hacen su agosto al incluir menús muy baratos y no siempre de buena calidad. Todo se perdona porque es para un fin solidario?
Si acudes a alguna de estas cenas te darás cuenta que el precio se incrementa en casi un cincuenta por ciento y es que acuden algunas personas invitadas por la parte organizadora y a esas personas no se les puede cobrar la cena, ¡faltaría más! ¡con el prestigio que aportan al evento ciertas figuras de la sociedad!.
Por otro lado está la respuesta que dan los miembros de las asociaciones, si vienen a nuestra cena, hay que ir a la suya y como no, pagadas sus entradas con fondos de los socios y encima asisten de dos en dos, como la pareja de la guardia civil. No puede ir una sola, no se quieren sentir solas, pero si luego cuando llegan a la cena se conocen casi todas porque siempre es el mismo público.
Te venden una solidaridad en la que se recaudarán fondos para una buena causa y como no es suficiente con la diferencia entre la factura real y la que cobran, pues te intentan vender papeletas de rifas de regalos, en algunos casos amañados.
En estas grandes cenas solidarias está el aspecto social, la puesta de largo y como no el posado delante del roll up, para que la prensa tome las mejores instantáneas de los invitados, que al día siguiente podrán deleitarse con los retratos y enviarlos a sus amigos para ver que elegantes estaban y darles una gran difusión en las redes sociales.
Desde estas líneas invito a hacer una reflexión general sobre este tema y conocer si de verdad este es el mejor medio para educar en la solidaridad. Cuando una persona quiere ayudar y colaborar con una buena causa puede hacer llegar su donativo o su ayuda de manera directa sin intermediarios que obtienen un gran beneficio.
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