Homenaje compartido a una vida de trabajo

Nunca ningún regalo colmará tanto a unos padres como el amor de sus hijos.

No necesita envoltorio, ni lazos, solo ternura en lo cotidiano, tiempo para disfrutar y la vida que todo lo ampara.

Sea este nuestro pequeño homenaje a nuestro padre que en septiembre de 2016 recibía del excelentísimo ayuntamiento de nuestro amado Bañobarez, el reconocimiento a una vida longeva y donde él ya conquistó los 95 años.

Agradecemos al ayuntamiento esta bonita iniciativa, el reconocimiento a los mayores. Hoy es nuestro padre el protagonista, pero en lo importante es el distinguir a los que nos precedieron y abrieron camino siempre.

Hoy es momento de gratitud y alegría, el tiempo es generoso y nos regalo la vida. Nada tan bello como compartir instantes. Los mayores son los cimientos, la sabiduría, los patrones para coser la vida.

Los padres son columnas que sujetan el tiempo,

arcos que no albergan puertas.

Luz infinita que se cuela en el alma,

paso firme, sombra latente.

El esqueleto del mundo que cobija la vida.

Y así como si de un poema se tratase os mostraré un poco como es nuestro padre:

Sentado en la piedra del caño ,de la esquina.

A veces siendo piedra para soportar la vida.

Huérfano de niñez, adulto a la fuerza.

ojitos pequeños que un día fueron grandes,

arrugas que los empujan y nunca cierran..

las ansias de mirar y aprender.

Fiel a sus ideas, convicciones y familia.

Estas y estarás siempre en nuestras vidas.

Luchador incansable,

inteligente e intuitivo.

Padre en mayúsculas

espantador de miedos.

Abuelo y bisabuelo tierno.

Tu mano izquierda recoge a la derecha

que siempre atenta aún cuando reposa se muestra inquieta.

Manos dóciles, gentiles, generosas, firmes o serias.

Manos que dan siempre dan y nunca restan.

La vida no te enseñó amostrar miserias,

tocó apretar los dientes.

Siempre para adelante la vida no espera.

Comienzos de zagal, zamarras, mastines y ovejas.

Hubo tiempo de agostaderos, de sol, lluvia y cierzos.

De trabajar sin descanso, de criar a los hijos.

¡De ganarse la vida!

Hoy en tiempo de descanso,

las venas de tus manos se muestran azuladas,

como el mar que no viviste.

Azuladas como el cielo que algún día te sirvió de techo.

Azuladas para recordarte que llevan vida.

Que engendraste vida.

Sangre que bombea un cuerpo de adulto,

un corazón de niño.

Aquel que un día soñó crear una familia, un hogar.

Ser amado y querido.

Felpe nuestro padre y su objetivo cumplido.

Gracias padre, gracias madre por querernos y cuidarnos siempre.

Arantxa Aguado en homenaje a su padre, Felipe Agudo Sánchez