La pobreza infantil, un mal que España debe erradicar

A veces, problemas como el hambre o la pobreza, nos parecen muy lejanos a nuestra sociedad, los sentimos casi ajenos a nosotros, pero nos equivocamos. Los estudios dicen que estos problemas existen en España y cómo, en muchas y muchas familias, donde, además, los más pequeños son los que se ven más afectados. La labor de ONG que se preocupan por la infancia, como Música por la Paz, está adquiriendo cada vez más protagonismo.

España dedica un 1,3% del PIB a la ayuda social y protección de la familia y la infancia, mientras que la media europea está en un 2,3%. Por otro lado, si tenemos en consideración que actualmente más de dos millones de niños y niñas viven en el umbral de la pobreza, entenderíamos por qué las organizaciones sin ánimo de lucro y la actividad que desarrollan en nuestras ciudades es cada vez más importante y necesaria. Necesaria porque hay que revertir esta situación, propiciada, en parte, por la crisis y por la pérdida de adquisición de muchas familias.

De hecho, informaciones recientes revelan que, durante la crisis, los niños y niñas con menos recursos se han empobrecido cinco veces más que aquellos con más, aumentando las desigualdades y la diferencia en el acceso a bienes o servicios, como el comedor, o la compra de libro textos, actividades extraescolares, etc.

Se suele decir que los niños son esponjas y, a veces, lo son también para mal, porque se dan cuenta de todo y sienten el peso que soportan sus padres cuando están buscando trabajo, cuando trabajan por poco sueldo, cuando se sacrifican para poder comprarles unas gafas nuevas?Esto tiene, además, repercusión en el día a día, en sus estudios, sus relaciones con los compañeros y su concepción de sí mismos, su autoestima y su capacidad.

Algunos estudios relacionan situaciones de pobreza o riesgo de exclusión social con fracaso escolar, algo que a lo que se debe poner, también, freno. La educación es fundamental para el desarrollo de la persona y el progreso de las sociedades.

La ONG Música por la Paz lo sabe bien y lucha, desde sus más de quince centros distribuidos por toda la geografía española, para que ningún niño o niña se quede atrás. Así, cada tarde, de 16.00h a 20.00h aproximadamente, se abren las puertas. Profesores titulados, educadores y monitores ayudan a todos los que acuden a hacer los deberes, desde matemáticas hasta inglés, dándoles ese refuerzo que muchos de ellos necesitan, pero que sus padres no se pueden permitir.

Tras los deberes, llega la hora de la merienda. Los responsables de la ONG hacen especial hincapié en esto, porque la crisis no sólo ha provocado que no se puedan pagar clases de refuerzo o actividades extraescolares, sino que, muchas familias, no tengan recursos para poder dar a sus hijos las cinco comidas recomendadas para el crecimiento.

Los centros de Música por la Paz están abiertos a todos aquellos que quieran ir; desde ellos fomentan la comunicación, el desarrollo de la autoestima, la motivación o la inteligencia emocional a través de talleres y dinámicas encaminadas a que los más pequeños puedan crecer en un atmósfera sana y en armonía.