Crear, creer y querer en Salamanca

Para:

José Amador Martín

Y

Alfredo Pérez Alencart

Del crear al creer por el querer? Amar y entregar, tras recibir, de una a otra orilla de la mar, en diálogo y decálogo para quienes disponen de un sincero hacer dentro del Arte. También del pensamiento, de la contemplación o de la ofrenda, de un ritual de sí en dignificación por lenguaje e imagen? Así, no son, aquí en estos mis trazos, la ciudad misma con su presencia, aún con sus ancestros y leyenda, no su historia cargada de nombres (obvios los hay como Colón, Luis de León, Miguel de Unamuno) sino la irradiación de un ámbito, el cual, tras llevado a la nube, es de esa nube bajado en la urgencia esencial de un espíritu, una página esbelta de pisadas de aire: CREAR EN SALAMANCA, para acogida del valor de ser y darse, y acoger para así entregar, o también abrazar.

Signo del tiempo, casi en aparición en la cual mucho hay del heroísmo Ibero ancestral? Y alusiones no haré al hablar de ella, sino, e intensamente más en deuda, algo distinto, que es volver los ojos hacia sus ondas sucesivas de signos expandiéndose, por su presencia ahí, aquí, entre una Hispanidad que es razón hoy reserva espiritual -y de las últimas- del mundo de nuestro hoy casi entre ruinas.

CREAR da a ver y saber desde una ciudad, por su virtud y lid antiguas, en la cual algo, gracias a esas sus letras etéreas, e ilustraciones y disposiciones, suceden a la vida otras figuras de la virtud, y otras líneas del alma?Mano tendida, con el más hondo anhelo de asistencia invariable. Un dar a ver en exégesis de todos nuestros registros interiores, llevados a la letra: alegoría?

Por la siempre inexplicada urdimbre de los afectos, no sé qué me impulsa a transcribir aquí unas palabras del poeta Eduardo Carranza, transcritas por el colombiano Daniel Arango en el Pórtico "Saludo a España", de su 'La ciudad de Is' (algunos de cuyos ejemplares están en la Academia Española de la Lengua), las cuales, advirtiendo pertenecen a un homenaje que la intelectualidad peninsular le hiciera a Carranza, rezan: "La grandeza de España ?dijo el poeta entonces- radica en haber configurado un mundo histórico y social, dotándolo de su savia espiritualista y caballeresca, en haber elevado a lo más alto el valor del hombre en los Quijotes y Amadises de América? Fe en el hombre. Confianza en el hombre, esperanza en el hombre, dignidad del hombre. Esto somos. Ésta es la tradición colombiana. Y esto es lo que debemos prolongar y defender. Esto que nos trajeron las naves cuyas velas inflaba el inmenso viento de España y de Cristo, el Viento del espíritu". Y termina Arango: "España fue para él una hermosa madre joven y milenaria. Ya yo no la siento de otro modo"

En Salamanca, la plaza un cuadrado de piedra ámbar y arcos en los cuales ?a diferencia del resto del mundo- el tiempo no le ha ganado aún a la eternidad. Ámbito por origen de lo futuro cierto, que ha transmutado verbo inicial a esta página ?CREAR? por savia de quienes hablen o no la lengua de Castilla. Y necesaria, así también y con esos su sabia y milagro, nos pide, y lo diré en estos versos míos, dedicados a Amador y a Alencart:

Has de vivir

El cielo de tus horas

Con la fe de la infancia

Y con la entrega del desprendimiento.

Con la serenidad

Del abrir de los pétalos,

La confianza del sueño

Y la alegría del viento que viaja.

Con la sabiduría

De las hojas que caen,

La armonía de los juncos

Y el amor silencioso del rocío.

Con la paz

Misteriosa de la llama,

Con la verdad del agua

Y la certeza de la hierba que crece.

Con el secreto

Del paso de la sangre,

La compañía invisible del aire

Y la humildad antigua de la lluvia.

Con la fidelidad

De la vida que vive

Sólo porque es La Vida,

Y la obediencia de la luz que muere.

Jaime García Maffla

Bogotá, Colombia, 9 de marzo de 2017

SOBRE JAIME GARCÍA MAFFLA

Jaime García Maffla (Cali, 1944). JGM realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes y un Máster en Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana. En su obra se traslucen influencias de la tradición hispánica y del existencialismo. Ha sido considerado, junto a otros destacados poetas, como perteneciente al grupo de la 'Generación Sin Nombre'. García Maffla, experto en la obra de Cervantes, es el autor del prólogo y las notas de la primera edición colombiana del Quijote, y uno de los poetas más relevantes (y 'ocultos') de Colombia y Latinoamérica. Fue cofundador de la revista de poesía 'Golpe de Dados', que apareció en 1972, junto con Mario Rivero, Giovanni Quessep y Fernando Charry Lara. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia. Ha sido coordinador de talleres de la Casa de Poesía Silva y profesor de posgrados en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y del Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá. Entre otros, sus libros poéticos son: 'Morir lleva un nombre corriente' (1969); 'Guirnalda entre despojos' (1976); 'En el solar de las gracias' (1978); 'La caza' (1984); 'Las voces del vigía' (1986); 'Poemas escritos a lápiz en un viejo cuaderno' (1997); 'Vive si puedes' (1997); 'Al dictado' (1999); 'Caballero en la Orden de la Desesperanza' (2001); 'Antología mínima del doncel' (2001); 'Poemas del no-decir' (2011); 'Buques en la Rada ? Lais' (2014), 'De las señales' (2014) y, recientemente, de la antología íntima 'Herida del Juglar' (Hebel Ediciones, Santiago de Chile, 2016).